Dominio público

A la hidra de la plurinacionalidad le han salido más cabezas

Sato Díaz

Jefe de Política de 'Público'

A la hidra de la plurinacionalidad le han salido más cabezas
Vista de la lona que han colgado las juventudes del PP en las inmediaciones de la sede del Partido Socialista, a 29 de diciembre de 2022, en Madrid (España). Eduardo Parra / Europa Press

"La falta de iniciativa política en este campo (el de la cuestión nacional-territorial) por parte del Gobierno de coalición ha dejado hoy el país en peores condiciones culturales y políticas para abrir ni siquiera el debate". Hace unos días, antes de que se conocieran los resultados de las elecciones generales, la periodista María Corrales publicaba el artículo La hidra de la plurinacionalidad en el especial de Público La izquierda ante una nueva época. Hoy, pese a que la coyuntura ha cambiado tras el recuento de papeletas, podemos reafirmar lo sustancial: el Gobierno de coalición no ha dado, en la pasada legislatura, los pasos necesarios en favor de una nueva concepción plurinacional del Estado.

Pedro Sánchez y el PSOE no cesan en repetir que Catalunya está mucho mejor que en 2017 o 2018. Cierto es que el Ejecutivo de socialistas y Unidas Podemos ha dado dos pasos importantes en este sentido: por un lado, en favor de la desjudicialización del conflicto con los indultos a los dirigentes independentistas que estaban en prisión tras la sentencia del Tribunal Supremo; por otro, apostando por la mesa de diálogo y negociación entre el Gobierno del Estado y el Govern de la Generalitat en la que se ha consensuado algo que, por evidente, no deja de ser importante nombrarlo: se trata de un 'conflicto político'.

Poco más allá se ha ido en esta legislatura. No ha habido cesión de soberanía del Estado a los territorios en general, ni a Catalunya en particular; ni descentralización de competencias administrativas o políticas... Pese al ruido constante de la caverna, esto es todo, amigos.

El resultado de las generales en Catalunya, con una importante subida del PSC en votos y una bajada generalizada del independentismo, no resuelve el conflicto político como quieren ver algunos. Hoy, el independentismo es más necesario que nunca para una gobernabilidad del Estado en clave progresista y sigue siendo mayoría en el Parlament. Sin ERC, pero también sin Junts, la coalición PSOE-Sumar no podrá llegar al Consejo de Ministros. Otra vez las urnas dan en la clave: o se gobierna en clave plurinacional o lo hace el nacionalismo español representado, sobre todo, por PP y Vox.

Decimos que el resultado de Catalunya de este mes de julio no resuelve el conflicto político pero sí que lanza advertencias. Por un lado, el PSC se asienta como primera fuerza en Catalunya (ya lo fue en las autonómicas de 2021 y en las municipales de hace unas semanas), Salvador Illa se consolida como la figura visible de oposición al independentismo, sí, pero con la defensa del diálogo con el Estado como bandera. Lejos queda el trumpismo de Inés Arrimadas.

Por otro lado, el independentismo pierde fuerza con respecto al ciclo anterior, cuyo culmen fue la espectacular movilización del 1-O en 2017. Pero esta disminución del apoyo electoral a las fuerzas políticas independentistas está relacionada con que estas hayan abandonado, en parte, unas posturas más beligerantes contra el Estado. Según este estudio del politólogo Jordi Muñoz, votantes independentistas se fueron a la abstención (se puede entender como un castigo a sus partidos), pero también a PSOE o Sumar (en clave antifascista). Es por ello que cualquier conclusión de que el conflicto político está apagado solo puede ser una ensoñación desde Madrid. La plurinacionalidad del Estado es una realidad y las instituciones han de reconocerla.

Y es una realidad porque trasciende en Catalunya. El 23J deja en Euskadi al soberanismo (EH Bildu+PNV) con 10 de los 18 escaños, mientras en el Parlamento Vasco tiene 52 diputados de los 76 que lo componen. El BNG ha crecido en votos esta semana, pero no en diputados en Madrid, sin embargo, desde 2020 también es segunda fuerza política en Galicia, cuando obtuvo cerca del 25% de los apoyos.

Además, la coalición Sumar incorpora al Congreso a formaciones con sentimientos nacionales o regionales muy plurales: Más Madrid, Compromís, CHA, MES, Batzarre... A todas ellas les une una oposición al centralismo uniforme al que aspira el nacionalismo español, el cual también lo combaten Podemos o IU desde sus apuestas federalistas.

Sumar, durante esta campaña, proponía como solución al conflicto político entre el Estado y Catalunya que la población catalana vote un acuerdo entre los dos ejecutivos, estatal y autonómico. En el PSOE, esta idea no la ven mal para el largo plazo. De momento, aspiran a que coincidan un presidente en Moncloa socialista y un president en Sant Jaume del PSC. Así sería más fácil el acuerdo, desde luego, aunque con el riesgo de que dejara fuera la pluralidad social de Catalunya que se encarna en el soberanismo.

Si sale adelante la investidura y arranca la legislatura con Pedro Sánchez como presidente, Sumar en el Gobierno y una mayoría progresista y plurinacional sustentándolo, volvería a haber una ventana de oportunidad que mire hacia una descentralización del Estado. Nuevo sistema de financiación autonómico, ley en favor del plurilingüismo, pasos hacia una ley electoral que favorezca la diversidad y no tienda al bipartidismo, traspaso de competencias administrativas a los territorios... Y reconocimiento político de las naciones sin Estado que alberga España.

La mitológica hidra de Lerna regeneraba dos cabezas por cada una que Hércules le amputaba. A la hidra de la plurinacionalidad le crecen con mayor velocidad. Después del 23J, en el Congreso no debería hablarse solo castellano. Se nos ha llenado de cabezas, España.

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