Dominio público

Almeida solo quiere nuestro dinero

Paco Tomás

 

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El dramaturgo Paco Bezerra puso, hace unos años, un ejemplo claro. 12 de octubre. Fiesta Nacional de España. ¿Se imaginan un cartel anunciándola con dos pimientos rojos y un pimiento amarillo en medio? Yo sí pero ellos, no. Les parecería hasta una falta de respeto. Pues esa falta de respeto es la que lleva cometiendo el ayuntamiento y la Comunidad de Madrid contra el Orgullo LGTBI+ desde hace varios años. Los que cuestionaron la constitucionalidad de un derecho, como el matrimonio igualitario, llevan años comprometidos con una causa: robarle el Orgullo LGTBI+ a las personas, a las entidades activistas, para despolitizarlo y convertirlo en una especie de verbena popular. Esa idea, que inoculó el siempre tóxico liberalismo de Ciudadanos, que en paz descansemos, es ahora el caballo de batalla de la derecha ultraliberal del Partido Popular y, desgraciadamente, también está dentro del PSOE.

Los gobiernos de derechas de las diferentes comunidades autónomas y ayuntamientos -Madrid, Valencia, Sevilla- llevan tiempo planificando convertir el Orgullo LGTBI+ en un escaparate del pinkwashing, en una fiesta popular muy rentable económicamente para empresarios -en muchos casos poco o nada respetuosos con los derechos de sus trabajadores gais, lesbianas, bi, trans, migrantes,...-, donde las reivindicaciones políticas, en las que históricamente siempre saldrán malparados (que se lo hagan mirar), desaparezcan y todo se convierta en una fiesta popular como podrían ser los carnavales.

Eso pretende el cartel del Orgullo LGTBI+ que ha colgado de las farolas el ayuntamiento de Madrid. Un cartel más propio de una fiesta de fin de curso universitaria que de una lucha social que cumple 55 años. No es novedad. Repiten la estrategia de los años anteriores. Invisibilidad de las siglas LGTBI+. Es un Orgullo genérico. Marca blanca. Sirve lo mismo para el facha orgulloso de ser facha que para ti, adolescente no binario que te cagas de miedo cada vez que paseas por las calles de esta ciudad que condecora a Milei. Invisibilidad de la bandera arcoíris. La convertimos en estropajos de colores, en claveles de colores, o en fuegos artificiales de colores. Espero que tengan la misma imaginación para los carteles del 12 de octubre o para los de la Semana Santa.

Pero lo más ofensivo del cartel es esa burda especie de guiño a las comunidades LGTBI+ colando en la imagen, como si fueran stickers, un zapato de tacón, una copa de bebida y un condón. Así aprovechamos para transmitir a la sociedad que el Orgullo LGTBI+ es una celebración entorno al alcohol y el sexo. Con esa cateta asociación de ideas, esos stickers también deberían estar en los carteles de los sanfermines, de la romería del Rocío y de las fiestas navideñas, donde se bebe y se folla mucho, pero la realidad es que el Orgullo LGTBI+ no se articula en torno a la fiesta. Se articula en torno a la reivindicación y a la lucha histórica.

El cartel del Orgullo LGTBI+ de Madrid es reduccionista porque esos tres elementos no identifican la diversidad de las comunidades LGTBI+. Son elementos que están en la cabeza de un tipo de homosexual ultraliberal que monta empresas para blanquear la lgtbifobia de los gobiernos de derechas. ¿Quiénes creéis que están detrás de este cartel? El ayuntamiento dice que la campaña se aprobó con Diversia Global. Diversia Global es una asociación a la que solo le interesa la diversidad si puede hacer negocio con ella. Entre sus logros no está ninguno de los derechos que las personas LGTBI+ de este país disfrutamos a día de hoy. Sin embargo, sí están los Premios Diversa, un escaparate del pinkwashing que este año ha premiado al Orgullo que ha montado PP y VOX en Valencia. Esos son los que han dado el okey a ese cartel. El enemigo en casa.

Les voy a contar, así por encima, lo que ha hecho el PP y Vox en Valencia en el primer trimestre de 2024: eliminar, en toda la provincia, la formación en diversidad LGTBI+ en institutos; censurar libros infantiles que tratasen la diversidad familiar y LGTBI y cancelar el servicio Infosex del ayuntamiento de Valencia. Eso sin contar la constante negación de la discriminación y violencias que sufren las personas LGTBI+. Y con todo eso, expulsan a las entidades activistas -legítimas organizadoras del Orgullo LGTBI+- y se apropian de la fiesta, para autoblanquear su lgtbifobia sin discursos reivindicativos; e incluso aseguran que van a organizar los Gay Games 2026 (pactados con el anterior consistorio gracias a que, en su candidatura, se reflejaban unos avances que PP y Vox no van a cumplir) cuando no hay ningún equipo deportivo español LGTBI+ que les apoye. A tiempo está Diversia Global de montar uno y apuntarse.

Solo recordar algo. Lo que estamos celebrando es una revuelta. Personas de las comunidades LGTBI+ liándonos a hostias y ladrillazos contra la policía, que representaba a todos esos estamentos de la sociedad que ya nos tenían hartas. Por eso el Orgullo LGTBI+ es político. Mucho cuidado con quienes te digan lo contrario. No podemos permitir que, con lo que nos ha costado que la sociedad se acostumbre a las siglas LGTBI+, ahora vengan a invisibilizarnos de nuevo. No olvidéis que el partido político que ha colgado ese cartel es el que ha reformado la ley LGTBI+ de Madrid para no prohibir ni castigar las terapias de conversión. Son los que recurrieron al Constitucional la ley del matrimonio igualitario. Son los que cuestionan a las personas trans cada día. Son los que pactan con aquellos que nos llaman sidosos y nos gritan que os vamos a matar. Son los que niegan la violencia contra las comunidades LGTBI+ y los que creen que las personas LGTBI+ migrantes, que huyen de sus países porque su vida corre peligro allí, vienen a robarnos el trabajo y a delinquir en España. Cuidado con esos que solo respetan a la persona LGTBI+ si tiene dinero. Cuidado con esos que nunca, en 50 años de lucha activista LGTBI+, los visteis en una manifestación, sujetando una pancarta, negociando leyes con los políticos. Cuidado porque son esos que, hasta que se demuestre lo contrario, no quieren nuestros derechos. Solo quieren nuestro dinero.

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