Por Adrián García Abenza y Alba Ramos Solano

Un llano que posee un singular valor geológico, ecológico y social

El Llano de Matagallar, también conocido como Llanos del Nacimiento, es uno de los grandes tesoros naturales que alberga el municipio de Coín en la provincia de Málaga, siendo este no solo el hábitat que da cobijo a una rica biodiversidad de flora y fauna, entre las que se encuentran varias especies protegidas, como la Linaria clementei^[1] y Ophrys atlántica (orquídea abejera andaluza)^[2], sino también una de las principales áreas de recarga^[3] del acuífero de Sierra Blanca^[4], ya que, gracias a su formación geológica tan característica y a los materiales permeables que lo componen, permite la infiltración del agua de lluvia en el subsuelo a través de sus poros, grietas y fisuras, almacenándola de manera natural para abastecer los manantiales, el regadío y el consumo urbano de buena parte del Valle del Guadalhorce.

En concreto, el Llano de Matagallar está íntimamente ligado al Manantial del Nacimiento, suministrando, desde allí, el agua a prácticamente toda la población de Coín, lo que hace especialmente importante considerar que, tal y como refleja el Plan Hidrológico^[5], se trata de un área especialmente vulnerable a la contaminación. Además, el Llano, de casi dos kilómetros de diámetro, conforma, junto a los pinares de Sierra Blanca que lo bordean, un pulmón verde esencial para la comarca del Valle del Guadalhorce. Por si esto fuera poco, el Llano de Matagallar ha sido desde hace décadas disfrutado libremente por toda la ciudadanía y, por su singular belleza y el uso social que ha tenido históricamente, ocupa un lugar preferente en el corazón de cada coíno y coína.

Puede que el Llano de Matagallar sea, a ojos de los inversores, solo un recurso que explotar para generar enormes beneficios con los que engordar sus ya obscenamente abultadas carteras. Sin embargo, la realidad nos muestra que este singular paraje natural constituye una parte inalienable de la cultura e identidad del pueblo de Coín, siendo, además, un elemento indispensable para la sostenibilidad de la biodiversidad, de la actividad agrícola que ha sido el motor vital de la región desde hace siglos, y de la propia habitabilidad de este territorio cada vez más amenazado por las drásticas alteraciones que el cambio climático está produciendo en los regímenes de precipitación y temperatura^[6].

Un llano que ha sido escenario de una compleja controversia

A pesar de que para la inmensa mayoría de la ciudadanía coineña, el Llano de Matagallar es un espacio que "socialmente" pertenece al pueblo^[7], su historia ha estado marcada por conflictos de propiedad y desarrollos urbanísticos que reflejan la constante lucha entre intereses políticos, económicos y la preservación de un entorno clave para la comunidad de Coín. A principios del siglo pasado, el idílico Llano de Matagallar transitó de la propiedad comunal a manos privadas en un dudoso proceso que hasta la fecha permanece escondido en los claroscuros de la historia. Esta atípica privatización sembró el germen para, décadas más tarde, en los años 90, desencadenar un controvertido proceso, impulsado por el alcalde Juan José Rodríguez Osorio del Partido Andalucista, de recalificación de los terrenos, dando lugar a un faraónico proyecto de macrourbanización y campos de golf que amenazaron con destruir para siempre este inestimable tesoro del pueblo de Coín. Sin embargo, la movilización ciudadana, la resistencia social coordinada por la Mesa por el Agua y el posicionamiento en contra de diversas fuerzas políticas lograron frenar aquella barbarie que, en plena burbuja del ladrillo, ponía en jaque la sostenibilidad de la vida en este municipio históricamente vinculado a la riqueza de sus recursos hídricos^[8].

Aunque se logró la momentánea paralización del proyecto, esto se convirtió en una victoria pírrica, ya que las subsiguientes fuerzas políticas que gobernaron el Ayuntamiento no optaron ni por revertir la calificación de los terrenos como urbanizables ni por impulsar ninguna figura de protección, y mucho menos se plantearon siquiera la posibilidad de devolver la titularidad pública al Llano de Matagallar. Solo así se habría conseguido convertir este emblemático paraje, de manera permanente, en un tesoro común para su disfrute y cuidado por parte de toda la ciudadanía. Como era de esperar, los problemas continuaron con nuevos intentos de construcción hasta que la crisis inmobiliaria de 2008 puso un aparente punto final a los macabros sueños de los promotores urbanísticos de explotar y expoliar este tesoro natural.

Un llano que se encuentra de nuevo en la encrucijada, ¿cuál es la situación actual?

A finales de 2022, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, gritando que nos moríamos de sed, reclamaba al Gobierno de España mil millones de euros para infraestructuras hídricas.^[9] A principios de este año, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y las Naciones Unidas advierten contundentemente de las graves consecuencias del cambio climático y la superación de los límites biofísicos de nuestro planeta, provocados por el ser humano y la insostenibilidad de nuestro sistema socioeconómico. A mediados de primavera, el PP y Vox, trataban de firmar la sentencia de muerte de Doñana al legalizar miles de los pozos que expolian su agua^[10]. A finales de verano, el alcalde de Coín, el popular Francisco Santos, tras constatar que el nivel del acuífero descendía peligrosamente, anunciaba toda una serie de medidas de ahorro de agua para la población ante la situación de "excepcional sequía" en el municipio^[11]. Precisamente, en este distópico contexto, la Junta de Andalucía, haciendo gala de la mayoría absoluta del PP, tiene la brillante idea de declarar de "Interés Estratégico"^[12] un nuevo proyecto urbanístico para el Llano de Matagallar, esta vez vinculado a los herederos de la familia Franco y disfrazado de iniciativa para el "desarrollo sostenible" de Coín y Andalucía.

Este proyecto ha reavivado la oposición política y ciudadana, reactivándose la resistencia de la Mesa del Agua^[13] y el posicionamiento en contra de todas las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento de Coín. Aunque los hechos recuerdan sorprendentemente a episodios del pasado, son numerosos los medios de comunicación que, en un alarde de "periodismo valiente y riguroso", se han lanzado a ensalzar ciegamente el planteamiento de la propia empresa promotora, que pretende convencernos de que el suyo es un proyecto sostenible que va a traer cientos de millones de euros y cientos de puestos de trabajo al pueblo de Coín, sin generar ningún impacto negativo ni para el medio ambiente ni para la sociedad. Sin embargo, el marco del "desarrollo sostenible" desde el que ahora trata de venderse el proyecto, no presenta ninguna diferencia significativa respecto a los anteriores intentos de convertir el Llano de Matagallar en el jardín privado de unos pocos privilegiados a costa de expoliar y poner en riesgo los recursos hídricos, la biodiversidad y el derecho a disfrutar de la naturaleza de todos y todas.

Un llano para el que existe una alternativa verdaderamente sostenible

El concepto de desarrollo sostenible se popularizó a nivel mundial a través del informe "Nuestro Futuro Común" (también conocido como el Informe Brundtland), publicado en 1987 por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas^[14]. Este informe definió el desarrollo sostenible como "el que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". Desgraciadamente, este concepto se ha visto enormemente degradado debido al sistemático uso fraudulento que han hecho de él el marketing y el greenwashing^[15], vendiendo una y otra vez como "desarrollo sostenible" proyectos o políticas puramente productivistas y plenamente incompatibles con la sostenibilidad.

A diferencia de lo que algunos pretenden hacernos creer, este "desarrollo sostenible" no es un sinónimo de crecimiento económico y aumento ilimitado de los beneficios monetarios en términos cuantitativos, sino que, por el contrario, como afirma Jorge Riechmann^[16], el desarrollo sostenible implica "la mejora cualitativa de la condición humana, reduciendo el impacto ambiental de nuestras actividades de manera que no sobrepasemos los límites naturales". La sostenibilidad se erige así como uno de los principales desafíos éticos que debemos abordar como sociedad, ya que exige explorar nuevas formas de progreso que se desvinculen del insaciable consumismo y el crecimiento ilimitado.

Desde esta perspectiva, el único proyecto sostenible para el Llano de Matagallar pasa por seguir garantizando la integridad paisajística, ecológica e hídrica de este paraje natural y por el mantenimiento del carácter plenamente público de este tesoro del municipio de Coín. Obviamente, esto no se consigue mediante la construcción de ningún megaproyecto urbanístico, por muy verde que lo pinten. Obviamente, el único proyecto sostenible para el Llano de Matagallar es retornar su titularidad pública y protegerlo bajo las correspondientes figuras de protección que garanticen la conservación de sus ecosistemas, la recarga y calidad de sus aguas, y el libre acceso y disfrute responsable por parte de toda la ciudadanía.

Afortunadamente, son muchos los ciudadanos y ciudadanas que, conscientes de esta realidad, ya se han movilizado para tratar de parar los pies al insostenible proyecto que plantean los promotores. Solo la firmeza y determinación de muchos logrará detener la avaricia desmedida de unos pocos ¿Será suficiente el sentido común, o se impondrá la ciega fuerza del capital a la hora de decantar la balanza en la que nos jugamos el futuro del Llano de Matagallar? ¿Verán las generaciones futuras amanecer en este tesoro natural o será este el último ocaso que nos dejen contemplar?

NOTAS

^[1] https://www.miteco.gob.es/es/parques-nacionales-oapn/red-parques-nacionales/parques-nacionales/sierra-de-las-nieves/visita-virtual/flora/linaria-sierra-nieves.html

^[2] https://www.malaga.es/es/laprovincia/naturaleza/lis_cd-11467/orquidea-abejera-andaluza-flor-de-abeja-ophrys-atlantica

^[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Zona_de_recarga

^[4] https://aguas.igme.es/igme/publica/libros1_HR/libro110/Pdf/lib110/in_37.pdf

^[5] https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal/areas-tematicas/agua/planificacion-hidrologica/2022-2027/cuencas-mediterraneas

^[6] https://www.climatica.lamarea.com/jofre-carnicer-autor-informe-ipcc/

^[7] https://unidaspodemoscoin.org/2023/09/20/matagallar-ni-tocar/

^[8] https://turismocoin.es/descubre-coin

^[9] https://www.publico.es/tremending/2022/10/04/la-paradoja-de-moreno-tras-renunciar-a-900-millones-de-euros-en-impuestos-y-pedir-1-000-al-gobierno-por-la-sequia-pp-en-estado-puro/

^[10] https://blogs.publico.es/ecologismo-de-emergencia/2023/04/13/donana-o-el-desgobierno-de-los-negacionistas/

^[11] https://coin.es/el-ayuntamiento-amplia-las-medidas-para-el-ahorro-de-agua-potable-tras-el-decreto-de-excepcional

^[12] https://www.juntadeandalucia.es/boja/2023/137/BOJA23-137-00019-12120-01_00287159.pdf

^[13] https://mesadelagua.com/

^[14] https://www.un.org/es/ga/president/65/issues/sustdev.shtml

^[15] https://es.wikipedia.org/wiki/Ecoblanqueo

^[16]

https://seipaz.org/wp-content/uploads/06Jorge%20Riechmann%20SOBRE%20SUSTENTABILIDAD%20Y%20DESARROLLO%20SOSTENIBLE.pdf