El 4º Poder en Red

Un Pulitzer por la neutralidad de la red

C. del Castillo, K. Levin y V. Uzal
Periodistas integrantes de la Comunidad del Máster en Comunicación, Cultura y Ciudadanía Digitales

"Por provocar, gracias a una investigación agresiva, la apertura de un debate sobre la relación entre el Gobierno y los ciudadanos en asuntos de seguridad y privacidad"
Jurado del Premio Pulitzer

Seguridad vs. Privacidad, democracia del miedo al terrorismo vs. Derechos fundamentales en red, Imperialismo tecnológico vs. Internet libre, totalitarismo digital vs. Neutralidad de la red. Hacer sonar la alarma y desatar este debate por todo el planeta es la razón del jurado del premio periodístico más prestigioso para honrar el trabajo de The Guardian y The Washington Post en las megarevelaciones sobre la NSA y la vigilancia electrónica de los Gobiernos de Five Eyes.

"Their work has given us a better future and a more accountable democracy" (Su trabajo nos ha dado un mejor futuro y más capacidad de vigilancia sobre la democracia), ha declarado Edward Snowden sobre la labor de las personas tras estas influyentes cabeceras. Un grupo de profesionales que colaboraron para denunciar un ataque masivo y sistemático a las libertades digitales del individuo. Laura Poitras, Ewen MacAskill o Barton Gellman fueron algunos de los protagonistas, sin embargo, Snowden, el ciudadano digital que sacrificó su libertad para denunciar esta situación, y Glenn Greenwald, son los auténticos nombres propios de este premio Pulitzer.

No sabemos hasta qué punto influyó la actividad de Greenwald en la decisión de Snowden de liberar la mayor cantidad de documentos clasificados de la historia. Lo que sabemos es que el ex analista de la NSA eligió personalmente a Greenwald para confiarle todo el material, que a pesar de (¿o gracias a?) no tener formación periodística, ya era un afamado reportero y comentarista sobre las extralimitaciones del Gobierno estadounidense en su lucha antiterrorista. Entre ambos lanzaron un grito de escala global sobre la amenaza que se cierne sobre la neutralidad de la red y la libertad de prensa, grito del que este blog pretende ser un eco más.

El héroe que resucitó el espíritu del periodismo

Greenwald nace en Nueva York en 1967. Inició su carrera en el mundo del derecho a mediados de los 90 tras licenciarse. Fundó su propio bufete, especializándose en casos de derecho constitucional y libertades civiles. En 2005 dejó el oficio para buscar una profesión que "tuviera más impacto" en su utilidad para la sociedad. Es entonces cuando empieza a escribir su blog Unclaimed Territory, centrándose en temas políticos y denunciando ya las actuaciones de la Casa Blanca que amenazaban los derechos constitucionales. Sin carnet, sin permiso ni acreditación, Greenwald buscó tener un impacto que identificaba como utilidad social, no como dinero y reconocimiento público. Encontró en internet el lugar dónde hacerlo sin trabas.

Continuó con esta labor desde Salon.com dos años más tarde, criticando al establishment norteamericano, para luego ser contratado por The Guardian por su excelente trabajo investigando los abusos del poder público. Es entonces (finales de 2012) cuando Snowden contacta con él y con la documentalista Laura Poitras para sacar a la luz los documentos que probaban que la NSA y el Gobierno norteamericano utilizan el pretexto de la amenaza terrorista para espiar a millones de personas en todo el mundo.

A partir de la publicación de esas pruebas, las consecuencias son ya conocidas: el escándalo se ha expandido a nivel mundial, y todavía se están publicando nuevos documentos que Snowden filtró a The Guardian (de los 58.000 archivos aún se está procesando la mayor parte).

El debate entre libertad y seguridad está en todos los medios. Sin embargo, el verdadero debate, para Greenwald, era y es el de la función del periodismo en la sociedad.

Para él, su deber es defender y proteger a la gente, para conseguir a través de la información y de la vigilancia de los poderes públicos una sociedad mejor. El caso de la publicación de los documentos de la NSA, destapando las ilegalidades que practica en su funcionamiento, es claro: los Gobiernos y medios más conservadores les acusan de filtrar secretos de Estado y atentar así contra la seguridad nacional. ¿Espiar a tus propios ciudadanos de forma sistemática y secreta, en su nombre y con sus recursos, no es atentar contra la seguridad nacional?

"Es el meollo, el punto crucial sobre el que trata el periodismo, y debemos protegerlo", sostiene Greenwald sobre su atrevimiento para publicar esta información. Es, precisamente, lo que Snowden y Assange han dejado en evidencia: que los medios de comunicación tradicionales ya no investigan y denuncian los abusos de poder como se supone que deberían hacer.

Es por eso que el periodista define su visión sobre los medios convencionales de la siguiente manera: "Básicamente, mi estrategia ha sido: Voy a irrumpir en cada jodido lugar que pueda conseguir y crear mi propio acceso". De esta forma, invitado a debatir en varias televisiones acerca de las filtraciones, pudo enfrentarse a aquellos presstitutes (periodistas que sostienen puntos de vista parciales a favor de gobiernos y corporaciones) que le acusaban de no ser un periodista como tal y de amenazar la seguridad nacional.

Sin embargo, la lección a estos "periodistas" profesionales es que tener la valentía de publicar la verdad y defender los intereses de los ciudadanos es hacer periodismo. Por supuesto, es difícil y puede ser peligroso, ya que dando la cara se arriesga a que se la partan: su pareja, el brasileño David Miranda, fue detenido durante once horas en el aeropuerto londinense de Heathrow poco después, cuando volvía desde Berlín (donde se encontró con Poitras) a Brasil. Miranda dijo que este abuso contra sus derechos estaba claramente encaminado a "mandar un mensaje" a su novio.

Esta criminalización de los periodistas y los medios, sostiene Greenwald, se está generalizando en algunos países: "Hay corrientes de pensamiento extremistas en Reino Unido y EE.UU. que quieren criminalizar el periodismo en sí (...). Creo que es urgente que todo aquel que crea en las libertades de prensa se una contra esto". También explicó que estas amenazas solo le impulsan a seguir publicando.

"No habrá pausa", afirma este particular héroe sobre su labor descubriendo los oscuros secretos del poder que dice protegernos y representarnos. Su ejemplo y declaraciones animan a todos, periodistas y ciudadanos, a seguir levantándose contra los ataques a las libertades de prensa y el periodismo de relaciones públicas que se limita a reproducir comunicados.

Ya lo decía el sabio Don Quijote: "Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos". Por eso, Greenwald seguirá publicando en un nuevo medio denominado First Look Media, cuya primera revista, The Intercept, acaba de ver la luz. En este proyecto seguirá adelante con su sincera visión de la profesión, junto con Laura Poitras y Jeremy Scahill (The Nation), financiados por el fundador de eBay, Pierre Omidyar, con más de 250 millones de dólares.

Ahora toca aprender la lección y defender la necesidad de un periodismo útil para la sociedad. "Espero que todo el que crea en las libertades de la prensa defienda la expresión del periodismo cuando esté amenazado", afirma Greenwald, protagonista de un premio Pulitzer que podría ayudar a cambiar la manera en la que vemos Internet.

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