El dedo en la llaga

El negocio de la violencia

Afirma la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que "la violencia no puede convertirse en espectáculo". Lo dijo en general, aunque entrando en la polémica suscitada por un programa en el que Antena 3 dio cancha a un tipo que pretendía reconciliarse con su ex pareja y que finalmente, al no lograr su propósito, optó por asesinarla.

Empezaré por las precisiones terminológicas, que casi siempre tienen mucha más miga ideológica de lo que aparentan.

¿La vicepresidenta quiso decir "la violencia no puede convertirse", o más bien "no debería convertirse"? Porque poder, lo que se dice poder, vaya que sí puede, y la prueba está a la vista.

Supongamos que el terreno en el que quería situarnos Fernández de la Vega no fuera el del poder, sino el del deber. Pero ¿de qué deber se trataría? Los ejecutivos de Antena 3 tienen el deber imperativo y categórico de conseguir audiencia, para que el negocio no se les vaya al garete y, si propiciando programas como El diario de Patricia logran audiencia, habrán cumplido con su deber, y si no, se las tendrán tiesas con los dueños de la empresa. Sin el espectáculo de la violencia, fingida o real, no habría programaciones de televisión.

¿Reprueba la vicepresidenta que en las sociedades occidentales las cosas funcionen así? Lo ignoro, pero lo que sí estoy en condiciones de asegurar es que la política que hace su Gobierno no se rige por criterios muy diferentes. También se inclina ante las exigencias del guión y ante los índices de audiencia que se materializan cada cuatro años en las urnas. ¡Cuántas veces no habré oído a políticos de alto copete decir: "Vale, de acuerdo, eso sería lo justo, pero si lo hiciéramos nos crucificarían"!

¿En qué consiste el deber? ¿En hacer lo decente, lo que anima a la igualdad entre las personas, lo que cultiva la solidaridad entre los pueblos? ¿Cree la vicepresidenta que vender armas a regímenes opresores, como lo hace España con Turquía y con Marruecos, es ético? ¿Y estar a partir un piñón con el Gobierno chino, a lo que ella tanto ha contribuido?

¡El negocio de la violencia!

La que no viva de él, que tire la primera piedra.

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