El dedo en la llaga

Jugar a la víctima

A Patxi López le parece fatal que el lehendakari convoque como testigo a Rodríguez Zapatero y a un par de sus antecesores para que admitan ante el tribunal que va a juzgarlo por haberse entrevistado con algunos dirigentes de la izquierda abertzale que ellos también hablaron no sólo con Otegi y los suyos, sino incluso con los mandamases de ETA.

El jefe del PSOE vasco sostiene que Ibarretxe "juega a la víctima" (supongo que quiere decir "a hacerse la víctima") y que llama a declarar a esos testigos porque no sabe defenderse solo.

Da la sensación de que es López el que no sabe defenderse solo.

He oído argumentos peregrinos en mi vida, pero los suyos son de marca mayor.

El ministro español de Justicia ha comentado la demanda del lehendakari diciendo, con mucho sentido común, que todo aquel que es juzgado por un tribunal de Justicia tiene derecho a elegir la línea de defensa que entiende más adecuada. Si a uno lo sientan en el banquillo de los acusados por haber hecho algo que otros han hecho antes sin que nadie les haya acusado de nada, como es el caso, resulta de una lógica abrumadora que subraye esa circunstancia con los trazos más visibles.

Lo más disparatado del ataque de López a Ibarretxe es que encima, para más inri... ¡está de acuerdo con él! Porque López va a ser juzgado junto al lehendakari por idéntico motivo, y su defensa también tiene previsto apelar a los mismos precedentes. ¿Que él no piensa llamar a Rodríguez Zapatero y Pérez Rubalcaba para que testifiquen en persona, para no importunar a gente tan principal? Pues allá él. Es su problema.

Cuando López sostiene que Ibarretxe "juega a la víctima" me acuerdo de los muchos que decían, allá por los primeros 90, que el entonces presidente del Gobierno español, Felipe González, padecía de "manía persecutoria". Lo escribí en aquellos momentos: "Es verdad que González sufre manía persecutoria. Pero también es cierto que no le cuesta nada, considerando que somos legión los que le perseguimos".

Salvando las distancias éticas y políticas, GAL mediante, a Ibarretxe le sucede algo similar. Le resulta muy fácil "jugar a la víctima". La realidad se lo pone a huevo.

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