El tablero global

Esto no tiene nada que ver con Chernóbil

Fukushima no tiene nada que ver con Chernóbil. Para empezar, no es un solo reactor, de tecnología obsoleta y sin edificio de contención, que estalla por la imprudente temeridad de los operarios; sino tres (o cuatro) reactores de alta gama, con todos los sistemas disponibles de seguridad y aislamiento, que un mes después de un accidente previsible siguen fuera de control y emitiendo radiactividad.
No se trata de un régimen totalitario y oscurantista que se niega a informar de la realidad; sino de un Gobierno democrático y una multinacional que se empeñan en negar día a día la gravedad creciente de la situación.

No está en una zona rural de la remota estepa, de la que hubo que evacuar a más de 100.000 personas y donde fue contaminada un área de hasta 500 kilómetros de distancia de la central; sino en una región densamente poblada, donde viven más de 200.000 personas en un radio de 30 kilómetros, junto a la costa de cuya pesca depende la alimentación de los japoneses y a 240 kilómetros de la mayor ciudad del mundo.
No se ha tardado seis días en evacuar un perímetro de 36 kilómetros en torno a la planta, sino que aún sigue el Gobierno minimizando el riesgo acumulado para la población a esa distancia.
No, esto no es Chernóbil.

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