A mi bola

Montanier asiste a la primera clase práctica de su referente

Llegó con la vitola de ser el Guardiola francés y la comparativa no tardó en convertirse en su mejor carta de presentación. Quizás para compensar que su nombre fuera desconocido. Quizás, y aunque a día de hoy lo siga negando, para tapar el no de Bielsa al presidente de la Real, Jokin Aperribay, tras haber prescindido de Lasarte.
Sí, Philippe Montanier (Vernon, Francia, 1964) es un técnico del corte de Guardiola, a quien considera un referente, aunque el normando tiene un estilo propio y sabe que entrar en comparaciones con Pep más que beneficiarle, le exige. Lo que les une es que ambos ven en el balón su punta de partida. Según comentan quienes mejor conocen a Montanier, el francés tiene una gran capacidad de adaptación. Gracias a ello, no ha tenido problemas en amoldarse a la plantilla que se ha encontrado en la Real, aunque la
incógnita sobre el estado de Joseba Llorente (hoy de nuevo fuera de la convocatoria) le llevó a pedir un delantero centro que al final no llegó.
El hecho de que la dirección deportiva, con Loren al frente, sólo haya incorporado a dos jugadores, Vela y Mariga –ambos
cedidos por Arsenal e Inter, respectivamente–, ha obligado al galo a tirar de Zubieta, algo que tampoco le asusta. El central zurdo Iñigo Martínez y el centrocampista Illarramendi,
ambos internacionales sub-21, se han hecho un hueco en su once titular, cuya puerta aporrean

ya el sub-19 Rubén Pardo (hoy convocado) y el sub-17 Iker Hernández. A diferencia de su antecesor, Montanier no mira la edad, confía en el talento y dedica gran parte de su trabajo a que sus hombres salgan con la pelota y no a pelotazos.
Como quiera que el modelo de juego depende de las capacidades de los jugadores de los que se disponga, la verdadera misión del técnico galo es ver y potenciar las que tiene disponibles, aunque para ello necesite la perspectiva que da la competición. Montanier apuesta por un 4-3-3, en el que la movilidad de los tres centrocampistas con y sin balón es para él fundamental para generar
espacios y cerrárselos al rival.
Su condición de exguardameta –entre otros equipos estuvo en Caen, Rennes y Toulouse–, influye en que Montanier tenga una especial sensibilidad con el juego del portero. Por eso, no duda en aprovechar el excelente golpeo de balón de Bravo cuando el guión lo requiere.
"Quien quiere subir una montaña, no se deja impresionar por su altura", dice Montanier ante el "reto" que considera enfrentarse "al para muchos considerado mejor equipo del mundo y hasta de la historia". "Hasta ahora, ver al Barça era una cuestión teórica para mí. Mañana (por hoy)
llega la práctica", sentencia.

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