Tierra de nadie

El embajador sonroja al Rey

La desclasificación en Alemania de un cable de 1981 de su entonces embajador en España, Lothar Lahn, en el que detalla que el Rey le habría expresado cierta simpatía con los golpistas, es una puñeta y de las gordas. Obliga de entrada a modificar los capítulos sobre la Transición con voz en off de Victoria Prego que tantas veces ha emitido TVE, y eso es como querer cambiar la Biblia con el argumento de que hay un error en el Evangelio de San Mateo.

Dice el cable del embajador que el Rey le transmitió su intención de interceder ante el Gobierno y los jueces para que a los implicados les fuera bonito, porque, al fin y al cabo, Suárez había tenido mucha culpa por despreciar a unos militares que, aunque actuaron por su cuenta, sólo querían lo mejor para España. Puede que no lo hiciera, pero lo cierto es que todos fueron saliendo de la cárcel más temprano que tarde, e incluso Tejero, condenado a 30 años, sólo cumplió quince, y eso porque no se le perdonaban los daños que causaron los tiros de sus chicos en el estuco del hemiciclo. De no ser porque en el despacho queda claro que al general Armada no se le esperaba en Zarzuela el 23-F, se habría podido pensar que además de comprensión hubo connivencia.

De los embajadores alemanes no hay que fiarse mucho –o eso dice Zarzuela-, y la prueba es que su sucesor en la cancillería, Guido Brunner, le pillaron con las manos en el convoluto, trincando una comisión millonaria por la adjudicación a Siemens de parte del contrato del AVE a Sevilla. ¿Quién nos asegura que Lahn no estaba a sueldo de alguna facción republicana y por eso intentó dañar la reputación democrática del monarca?

Lo malo de haber sacralizado el papel del Rey es que hace imposible admitir algún pecado en su conducta. Tan obvio como que abominaba de Suárez y le condujo a la dimisión era que el jefe del Ejército conocía lo que se venía cociendo en los cuarteles. Es evidente que paró el golpe de Estado y también que pudo haberlo evitado. Le habría bastado con no haber sido tan comprensivo con los militares antes de que sacaran los tanques a la calle y agujerearan el Congreso.

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