Bocacalle

La vida en Bhopal vale 20 rupias

Hace algunos años leí el estremecedor libro de Dominque Lapierre y Javier Moro Era medianoche en Bhopal, donde se cuentan con detalle y denuncian con rigor las causas de la gran tragedia que vivió entre el 2 y 3 de diciembre de 1984 la citada ciudad india como consecuencia de una fuga tóxica en la fábrica de pesticidas de la compañía estadounidense Union Carbide. Un escape de gas de más de 40 toneladas de isocianato de metilo y otros fluidos letales abrasó el sueño de entre 16.000 y 30.000 personas, con efectos posteriores sobre la salud de más de medio millón.

Han pasado más de 25 años desde entonces y no se sabe a ciencia cierta el número real de víctimas mortales derivados de aquel desastre. Parece que murieron de inmediato 3.000 personas y la cifra de fallecidos por el escape y la contaminación subsiguiente ronda los 25.000, según datos de las ONG. Las familias de todas esas víctimas han estado esperando demasiado tiempo un veredicto de los tribunales que por fin ha llegado, si bien más parece una burla macabra que una sentencia atribuible a la justicia.

Se condena a dos años de cárcel a siete de los directivos de la citada empresa norteamericana y a una multa de 500.000 rupias (casi 8.900 euros) a la delegación india de la compañía. El veredicto tiene lugar tras 23 años de deliberaciones en los que se han examinado las declaraciones de 178 testigos de la acusación y ocho de la defensa, mientras a las víctimas que fueron falleciendo durante todos esos años se les privaba de la ingrata certidumbre de saber el valor que la justicia iba a dar a la postre a su vidas abrasadas.

A la vista de la sentencia del tribunal indio, no entiendo por qué Warren Anderson, presidente entonces de la mencionada compañía, se tomó la molestia de huir sin dejar rastro y sin que se haya podido saber nunca de su paradero. Ser declarado prófugo de esa justicia no tiene mucho sentido. Matar a 25.000 personas cuya vida no vale más de 20 rupias no le hubiese salido mucho más caro. Y además quizá le habría servido para descargar su conciencia, que sin duda vale mucho menos, sobre todo si después de más de un cuarto de siglo esa conciencia no ha conseguido matar a Warren Anderson.

+@Aquella medianoche en Bhopal sigue impune.

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