Tentativa de inventario

Lluvia dorada en Sanxenxo

Lluvia dorada en Sanxenxo
El emérito Juan Carlos I a bordo del 'Bribón', a la espera de que las condiciones meteorológicas permitan competir.- EFE

Dos de cada tres dentistas recomiendan alguna movida. Lo mismo ocurre con los veterinarios o los expertos en lavadoras. Cabe entonces preguntarse qué será del otro, del tercero en discordia que ha decidido apearse del sentir de la mayoría. Ese que se decanta por otro dentífrico, otro pienso para gatos, otro producto antical. La muletilla publicitaria nos devuelve la imagen de un profesional que se quedó solo, que asiste a simposios y congresos de lo suyo a sabiendas de que le dejarán de lado, con su verdad a cuestas, levantando incansable el dedico desde el fondo de la sala para impugnar lo amañado.

Y es que a dos de cada tres les sobra siempre uno. Esto es así. El disidente asume como puede su papel de comparsa, no le queda otra.

Sucede a veces que dos de cada tres aseguran que llueve. El relato oficial, el que trasciende y se perpetúa, nos habla entonces de borrascas y bajas presiones, de climatologías adversas y pluviometrías de récord. Pero por cada relato oficial hay un renglón torcido, una nota al pie o un apunte perdido. Es ahí, en letra pequeña, donde nos topamos con algunas deserciones, fulanos que ya avanzaron hace siglos la posibilidad de que aquello que caía no fuera precisamente agua. Dicho menos finamente; que no llueve, nos mean.

Y poco más. Dicen que en Sanxenxo, entre vítores reales y aventuras náuticas, hay un tipo que mira receloso al cielo.

Más Noticias