Pagamos impuestos locales, autonómicos y nacionales a través de internet. El Gobierno tiene tal fe en los procesos telemáticos que ya ni siquiera permite hacer las declaraciones de IVA o presentar la Declaración de la Renta de otro modo que no sea de manera electrónica, sin importarle que, ahora más que nunca, haya gente que ni siquiera tiene para poder costear una banda ancha en España que pasa por ser de las más caras de Europa -sin que su calidad vaya pareja-. Incluso, desde 2012 los propios diputados pueden votar telemáticamente en el Congreso en determinados casos y previa autorización de la Cámara Baja. Entonces, ¿por qué seguimos sin implantar el voto electrónico? ¿Por qué en estas Elecciones Europeas tendremos que acudir religiosamente a los colegios electorales?
Se da la circunstancia, además, de que en España contamos con, probablemente, la compañía más puntera en el mundo en lo que a voto electrónico y procesos electorales telemáticos se refiere. Se retrata de la catalana Scytl que desde 2001, cuando salió de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), está llevando su excelencia tecnológica por todo el mundo. Suyos son proyectos como las elecciones electrónicas en Noruega o Suiza y logros como ser la primera compañía certificada en EEUU para proveer el voto por internet. Para estas mismas Elecciones Europeas, por ejemplo, se ha adjudicado junto a TNS la presentación de los resultados electorales en los 28 Estados miembros (todo tipo de gráficos multisoporte para web, móvil, TV...), lo que entraña una extraordinaria complejidad dado que el modo de presentar los resultados no está estandarizado en Europa y recibirán los datos de 28 maneras distintas.
Imaginen lo que habrá madurado la tecnología en los últimos 13 años, desde que Scytl lleva trabajando en ello. Su vicepresidente, Mikel Irízar, explica cómo la compañía ya no se enfoca sólo en el voto electrónico en sí, sino en todo el proceso pre-electoral y post-electoral. No sólo países como los tres mencionados (Noruega, Suiza o EEUU) "están acelerando mucho la adopción del voto electrónico porque la tecnología está muy madura", también nuestros vecinos franceses, "cuyos votantes que residen fuera de Francia ya votan online", explica Irizar.
Los beneficios del voto telemático son obvios, tal y como explica el experto: "por un lado, facilita el voto de las personas que viven en el extranajero, pero también el de otros colectivos como el de las personas con discapacidad, por ejemplo". Por si ello no fuera poco, "el voto electrónico podría traer ahorros de entre un 30 y un 40%", afirma Irízar.
¿Por qué no se ha implantado ya? ¿Por qué internet sí es válido para pagar impuestos y no para votar? ¿Por qué sí vale para los diputados y no para los ciudadanos? El vicepresidente de Scylt cree que "la participación de los electores se vería incrementada, en especial la de los jóvenes y eso es algo que nunca termina de gustar al partido en el poder porque cree que puede beneficiar a la oposición". En todo caso, el primer paso sería reformar la Ley Electoral, algo que los dos principales partidos (PP y PSOE) parecen no querer ni tocar para no abrir el melón de una democracia realmente representativa que pudiera hacerles perder votos e, incluso, mayorías, como demandan los partidos más pequeños.
Implantación progresiva
Desde un punto de vista tecnológico, el voto electrónico se basa en cuatro pasos esenciales: la privacidad que garantiza que el voto es secreto, la autenticación para que quien vote sea realmente quien dice ser, la verificabilidad para asegurar que el voto emitido es realmente el recogido y la integridad, que monitoriza y blinda el proceso para que nadie más que el votante intervenga en el proceso. Es decir, los mismos cuatro pasos que se dan en cualquier certificado digital, como el famoso DNI electrónico (cuyo uso en España ha sido una auténtico fiasco, en gran medida por culpa de la Administración).
La tecnología ha madurado tanto, incluso, que el año pasado Noruega ya usó la versión más avanzada y los votantes no sólo obtenían su correspondiente recibo de voto sino que, además, podían comprobar en tiempo real que éste se computaba como era debido.
Así pues, parece no haber excusa alguna para no implantar ya el voto electrónico y, en este sentido, Irízar sí detecta un mayor interés en España por esta cuestión, hasta el punto de que considera que "en el plazo de dos a cuatro años podríamos estar hablando de voto electrónico en nuestro país", aunque "no para todos", precisa. Y es que la adopción de este tipo de proyectos llevan años y ha de realizarse poco a poco e integrando paulatinamente a distintos colectivos. El tiempo dirá si tendremos que esperar o no otra década.
Comentarios
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