Spain is different. A pesar de que uno de los mantras del Gobierno de Rajoy para aplicar recortes sociales y laborales ha sido el parecernos más a nuestros vecinos europeos, en materia energética vamos en sentido contrario. Si las legislaciones de países como Reino Unido o Alemania, dos de los espejos más habituales en los que el Partido Popular es amigo de mirarse, están impulsando medidas que favorezcan el autoconsumo eléctrico con paneles fotovoltaicos, nuestro ministro de Energía, José Manuel Soria, pretende acabar con él.
Más de 200 organizaciones, sindicatos y partidos políticos se han sumado a un manifiesto que rechazan frontalmente este planteamiento de Soria y, ya a principios de año, el Parlamento Europeo comenzó a investigar estas prácticas por parte del Gobierno español a raíz de una denuncia apoyada por más de 45.000 personas.
Sin embargo, y en otro alarde de rodillo de mayoría absoluta, el proyecto de Real Decreto que regula el autoconsumo en España sigue avanzando y todo indica que desde La Moncloa pretenden aprobarlo antes de ser desalojados del Gobierno. No son pocos los ciudadanos que ven esta acción un último favor a las eléctricas que, como todo el mundo sabe, son siempre muy agradecidas con los políticos que fueron amables.
El peaje de respaldo que quiere imponer Soria es un impuesto al sol que no sólo perjudicaría a las familias que quieran optar por la fórmula del autoconsumo, sino que también se estima que daría al traste con más de 135.000 puestos de trabajo que se generarían alrededor de este modelo.
Desperdicio
Un modelo, por otro lado, que contribuiría a conseguir alcanzar los objetivos de renovables, es decir, que para 2020 un 20% de la energía sea limpia. Algo de lo que Bruselas ya ha advertido que estamos muy lejos –las prospecciones petrolíferas en el Mditerráneo y Canarias no ayudan- y podría caernos, incluso, sanción millonaria.
El año pasado, España apenas creció en nueva capacidad fotovoltaica. Según los datos de la UNEF (Unión Española Fotovoltaica), únicamente se instalaron 22 MW y, adivinen qué... la práctica totalidad fue autoconsumo. Mientras, en el resto del mundo, se batió un auténtico récord, con casi 40 GW adicionales, con países como China o Japón a la cabeza.
Si volvemos a mirarnos en los espejos que tanto gustan a Rajoy, vemos que hicimos el más absoluto de los ridículos. Frente a nuestros 22 MW, Reino Unido –ya saben el país que si por algo se caracteriza es por su sol- instaló 2.270 MW y Alemania 1.900 MW. No deja de ser paradójico que, a pesar de que España tiene un 65% más de irradiación solar que Alemania, los de Merkel tienen instalada un 600% más de capacidad fotovoltaica que España.
Por no hacer caso, ya no digo a la Encíclica del Papa, tan verde él que incluso ficha a Naomi Klein, es que nuestro Ejecutivo ni siquiera escucha al mismísimo Foro Económico Mundial (FEM), que para otros asuntos es imperativo. Hace apenas cinco meses, el FEM recomendaba España que focalizará el total de las inversiones fotovoltaicas y aumentase los 4.600 MW totales actuales a 32.600 MW.
Fuera de la ley
El impuesto al sol no sólo vulnera cinco principios constitucionales, sino que además no tiene cabida en la actual legislación europea... algo, por otro lado, que nunca ha importado demasiado a nuestros Gobiernos. Tal y como recuerda el experto en políticas energéticas y presidente de N2E (Nuevo Modelo Energético en España), Javier García Breva, España ya tiene en su haber el incumplimiento de las directivas europeas correspondientes a 2009 (fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables), 2010 (eficiencia energética de edificios) y 2012 (eficiencia energética).
En todas ellas, el autoconsumo está presente y nuestro Gobierno lo ha obviado al trasponer las directivas. Desde el ministerio que lidera Soria, movido por quién sabe qué intereses, se están realizando auténticas chapuzas legales que a buen seguro nos pasarán factura. De aprobarse el borrador de impuesto al sol, violaremos una nueva ley, la que traspone la directiva de 2013 de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas.
Según explica García Breva, dicha ley que, precisamente ha aprobado el Gobierno de Rajoy, se fundamenta en el autoconsumo y la autosuficiencia energética tanto en edificios como barrios, algo que el Real Decreto impediría. Y surge aquí el problema: ¿cómo pude ir un Real Decreto en contra de una ley?
Sencillamente, no puede, salvo que una vez más, el ministro Soria ignore la ley en espera de, quizás, sentarse en un consejo de Administración de una eléctrica... son tantos los sinsentidos que hay detrás del impuesto al sol, que otra explicación no existe.
Comentarios
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