Memorias de campaña

El pánico al cemento visto

Nada hay que más tema un partido político en campaña que no llenar los recintos en los que convoca sus actos. Es el síndrome del pánico a las calvas y al cemento visto.

No volverán los tiempos en que el PSOE, en octubre de 1982, logró congregar a un millón de personas en la Ciudad Universitaria de Madrid. Atrás quedan también los años en que se atrevían los socialistas con la monumental de las Ventas. Como en el cine, corren tiempos de minisalas.

A pesar de ello, al PSOE se le están quedando pequeños los recintos en esta campaña. Volvieron después de cinco años a la plaza de toros de Valencia y hubo lleno. Llenaron también el velodromo de Dos Hermanas (Sevilla). Entre 20.000 y 30.000 personas, según los organizadores. Y han decidido ya atreverse con el Palau San Jordi en Barcelona, con el doble de aforo (20.000) que el el recinto inicialmente previsto, el Palau Blaugrana.

Lo peor es que los comités de campaña prefieren cabrear a los suyos, que renuncian a su tiempo de trabajo o de ocio y en ocasiones recorren grandes distancias, para tener que volver a casa sin ver a su ído, o a lo sumo, para verle por una pantalla de plasma, como ocurrió en la noche del miércoles en Baracaldo...

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