Otras miradas

Colombia. El cuerpo, los sueños y la vida

Vanesa Pérez Gordillo y Raúl García

Vocesenlucha (http://vocesenlucha.com)

Diciembre da los últimos coletazos a un año que parafraseando al pensador mexicano Pablo González Casanova va a conllevar una crisis de una profundidad mayor de la que somos capaces de entender. La savia del mundo transforma su dulce aroma, la balanza cede hacia la fealdad. Si antaño aceptábamos la explotación forzosa y forzada para sobrevivir, hoy lo hacemos para poder transitar por el modelo de consumo de colas invisibles. Consintiendo como buenos espectadores que los medios masivos de incomunicación llenen sus noticieros de opinólogos, debates estériles y publicidad. En Colombia, quienes se atreven a sospechar son señalados, perseguidas y, la mayoría de las veces, criminalizados, asesinadas o encerrados.

Prensa, radio o televisión ofertan en sus galerías las novedades: "Colombia aprueba la paridad de género en la reforma al Código Electoral", "Colombia vota a favor de las corridas sin sangre" o "Colombia mira la navidad con preocupación por recrudecimiento de la pandemia". Mientras, los movimientos sociales organizados (en construcción de otras relatorías) son golpeados sin rebajas, silenciados y masacrados por un sistema que pone en el centro el poder económico desplazando la vida al último lugar.

Sin tregua, el Congreso de los Pueblos (CdP) ha pasado, en apenas unos días, de la celebración de la libertad y absolución de uno de sus líderes sociales, el filósofo y educador popular Julián Gil luego de 30 meses de cautiverio, a denunciar, en una rueda de prensa internacional[1], la irregular detención de sus compañeros dirigentes campesinos Teófilo Acuña, Adelso Gallo y Robert Daza. ¿Qué tienen en común todos ellos? Son hilos de un tejido comunitario de resistencia que se opone a la política del despojo.

Teófilo Acuña es vocero de la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, Centro y Sur del Cesar, que hace parte del Coordinador Nacional Agrario (CNA). Desde hace 20 años defiende la vida, los derechos humanos y el territorio.

Adelso Gallo es integrante de la Junta Nacional del CNA, expresidente de la Asociación Nacional Campesina José Antonio Galán Zorro (ASONALCA), e impulsor de la Cooperativa Agropecuaria del Sarare.

Robert Daza es miembro del Comité de Integración del Macizo colombiano CIMA, impulsor de los Territorios Campesinos Agroalimentarios, y parte de la Junta Nacional y de la secretaría de Tierras, Territorios y Territorialidad del CNA.

¿Qué significa ser hilo de un tejido comunitario de resistencia? Los tres forman parte de un movimiento social, de una organización política y popular donde se pone la vida y la economía popular en el centro. Los tres le apuestan a la paz, a una paz con justicia social en un país en guerra desde los tiempos de "la reforma agraria integral", con la que las élites nacionales y los EEUU quisieron salvaguardar sus intereses en desmedro de una verdadera redistribución de la propiedad. Los tres defienden los derechos de los pueblos al acceso al agua, la tierra, la vida digna. Además, los tres creen en el diálogo. Como informara Jimmy Moreno, vocero del CdP, en la citada rueda de prensa, los tres han participado en espacios de interlocución con el gobierno nacional, como la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular, creada en 2013 al calor de las movilizaciones.

Teófilo, Adelso y Robert habitan el mundo para hacerlo mejor ¿quién podría querer detener, paralizar, fragmentar, debilitar esa construcción de la que son parte?

Las empresas transnacionales, sus guardias paramilitares y el narcoestado uribista son caras visibles de un imperialismo que, como explica Llanisca Lugo, "quiere acoplar los bienes de la región a su aparato reproductor". Para lograrlo aumenta la militarización (ejército y paramilitarismo) de los territorios con la misión de descabezar y partir por el medio a los movimientos populares, indígenas, afrodescendientes y campesinos a través del constante hostigamiento, la persecución y la masacre.

Los vasallos del desarrollo capitalista -que aumenta la dependencia de los pueblos- hacen el trabajo sucio. El sofisticado mecanismo de estigmatización, judicialización y homicidio que de un tiempo a esta parte se ha recrudecido en la región se ve protegido y silenciado gracias a "la alarmante concentración del poder en el ejecutivo de Colombia"[2]. La estrategia de "yo no sé nada", vestuario cotidiano del presidente Iván Duque, hace del gobierno colombiano cómplice de un crimen de lesa humanidad que solo en 2020 arrastra 293 asesinatos a líderes sociales según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz)[3].  El dato hace pensar que estas acciones no son hechos aislados, sino que responden a una planificación contra las organizaciones sociales defensoras de los territorios. Como señala Indepaz en su informe[4], las masacres son sistemáticas, tal es así que un día después de las detenciones de los integrantes del CdP en el municipio de Armenia una nueva masacre se cobra la vida de 4 adultos y hiere a 2 niños.

En Colombia, esa que aprueba paridades, que vota por las corridas sin sangre ni sufrimiento animal, que mira preocupada la navidad por la pandemia de la covid-19, es la misma Colombia que a través del montaje judicial encarcela a líderes y lideresas sociales, permite las masacres en los territorios, despoja y explota a los campesinos, mata de hambre a niños, desahucia a las familias en medio de la pandemia, rompe los diálogos de paz con las insurgencias, mantiene el mercado negro y multimillonario de la droga y ¡como no! tiene tiempo para ser puerto clave de la guerra contra su vecina Venezuela.

Ya conocemos la lógica del cuento neoliberal, cuando la bolsa sube un territorio se agota y su pueblo se ve forzado a migrar y malvivir en las periferias de las grandes ciudades. Y así, se hace jodido cambiar la historia, aunque nos pertenezca. La constante atención, el enorme cuidado que hay que tener para conservar la vida siendo creador y creadora de otras relatorías dificulta la tarea de desarrollar las condiciones de posibilidad necesarias para restaurar la vida digna. Sin embargo, el amor es tan grande como una enorme estepa verde. Y es tan real el sueño de que el mundo podría ser de otra manera que se pone hasta el cuerpo. Porque como decía un viejo revolucionario ruso de quien hoy pocos se acuerdan, "cuando existe algún contacto entre los sueños y la vida, todo va bien".

NOTAS
[1] RUEDA DE PRENSA INTERNACIONAL DEL CdP Y CNA https://www.facebook.com/CongresoDeLosPueblosOficial/videos/815324889030099
[2] ONG Transparencia Internacional-Capítulo Colombia https://transparenciacolombia.org.co/2020/09/03/alarmante-concentracion-del-poder-en-el-ejecutivo-en-colombia/
[3] INDEPAZ, http://www.indepaz.org.co/lideres/
[4] INDEPAZ, Informe Masacres 2020 http://www.indepaz.org.co/informe-de-masacres-en-colombia-durante-el-2020/

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