Otras miradas

¿Hay una tercera vía para abordar el problema de la vivienda?

Rubén Méndez

Secretaría Técnica del Grupo de Vivienda en REAS

¿Hay una tercera vía para abordar el problema de la vivienda?
Construcción de una vivienda cooperativa.- REAS VIVIENDA

En pleno proceso de tramitación de una nueva ley de vivienda que mejore la accesibilidad, la cooperativa en derecho de uso se postula como una solución integral avalada por experiencias estatales e internacionales

Tras décadas de políticas de vivienda que no han logrado resolver el problema de la accesibilidad, seguimos a los pies de un mercado inmobiliario desbocado. Las últimas semanas hemos asistido a un debate del gobierno de coalición que impulsa una nueva ley con medidas de contención de los precios del alquiler, ayudas para el pago de la renta e incentivos para sacar al mercado inmuebles vacíos.

Un impulso que parece orientado a limitar la carga personal y familiar del alquiler, ante el incesante aumento de la brecha entre los salarios y los precios de las rentas. Hay opiniones dispares sobre la eficacia de los recursos invertidos en ayudas al pago de la renta y cómo acogerá el mercado una regulación de precios limitada. Siendo un propósito necesario de abordar, no aparecen en el debate otras posibles soluciones.

A veces hay que dar un paso atrás para mirar con perspectiva y ver otras opciones, que, no siendo milagrosas ni inmediatas, puedan suponer un cambio significativo a largo plazo. Demos ese paso por un momento. Si nos permitimos soñar con una solución al problema habitacional, nos imaginaríamos un tipo de vivienda a un precio asequible, con una fórmula que garantice esa contención de precios a largo plazo, que asegure la permanencia de los inquilinos sin cargas financieras, facilitando la movilidad y al mismo tiempo mejore las condiciones de habitabilidad y recupere el espíritu de comunidad y los cuidados. Incluso podríamos imaginarlo desde la promoción pública y privada. Todo un sueño.

Quizá ese hogar idílico se está construyendo ya en algún rincón de nuestros pueblos y ciudades. Quizá nuestra atención en mejorar viejos modelos no nos deja ver fórmulas innovadoras que puedan modificar las reglas del juego. Quizá haya un modelo emergente que supone la disrupción que necesita un vetusto mercado inmobiliario.

Iniciativas con historia marcando el camino

Investigando encontramos valiosas iniciativas que surgen de la misma sociedad que en la crisis sanitaria ha sufrido las miserias habitacionales y lamentado el drama de los cuidados, a la que preocupa el aislamiento individual creciente, que sufre la crudeza de la emergencia climática y observa con incredulidad el crecimiento ilimitado en un planeta finito.

La historia de estas propuestas dicen que empieza con una idea de vida comunitaria en Dinamarca en los años setenta, que evolucionó a un modelo de cooperativa de cesión de uso denominado Andel que, exportado a EEUU, acuñó el nombre de cohousing, observando múltiples variantes hasta nuestros días. Ese relato nos llega como una solución real gracias a las 1.300 Coopératives d’habitation que alojan a 60.000 personas en Québec, a las Coopératives de construction et d’habitation con el 8% de los inmuebles en Suiza, o las 30.000 cooperativas que representan el 2,58% de las viviendas en Uruguay. O incluso las 160.000 viviendas de Cooperativas de Utilidad Pública con el IIBW en Austria.

Las cooperativas de vivienda en cesión de uso mantienen la propiedad cooperativa sin lucro, con autogestión y
autopromoción, bajando los precios de acceso y evitando la especulación

Se trata de un modelo con lo mejor de la propiedad y el alquiler: la cesión o derecho de uso, que procura estabilidad y facilita una mayor accesibilidad y movilidad, sin cargas financieras, con una propiedad colectiva del inmueble que permanece tras la construcción o rehabilitación. Impide la especulación y contribuye a crear un parque de vivienda social y asequible a largo plazo. Se basa en la aportación de un capital inicial por el 20% de la promoción, retornable en caso de salida, y un canon mensual asimilable al alquiler, pero muy por debajo de los precios de mercado.

Si combinamos la autopromoción con la ausencia de lucro, podemos bajar notablemente los costes de construcción o rehabilitación, mejorando el acceso a la vivienda, además de adecuarla a las necesidades reales de sus habitantes y sus procesos vitales evolutivos. El modelo cooperativo propicia la configuración de grupos humanos y comunidades con alta implicación y participación. Incorpora una alta eficiencia, bajos consumos y reducción de equipamientos, contando con la autogestión como clave de empoderamiento personal y colectivo, que dinamiza el tejido económico en clave de economía circular y social.

La fórmula se basa en una aportación de capital inicial reembolsable y cuotas mensuales como canon de uso y mantenimiento, facilitando la entrada y salida de unidades de convivencia que gestiona la cooperativa

Con esta receta podríamos explorar la colaboración público-cooperativa para llegar a los sectores más vulnerables, entrando en una dinámica de empoderamiento social que genera aprendizaje, cualificación y emprendimiento, que nos provea de comunidades de apoyo y resiliencia. El carácter cooperativo también crea una trama de barrio y un desarrollo urbanístico con una mayor cohesión social.

Sería injusto olvidar que el modelo tiene más de 13 años en España con cooperativas como Cal Cases, y que florece en Cataluña en un contexto de colaboración público-cooperativa, con los ejemplos de La Borda, La Balma y Princesa 49. Cuenta con referencias sostenibles como Entrepatios y opciones senior para vivir la vejez con plenitud como Trabensol en Madrid e iniciativas en todas las CCAA. Algunos son referentes internacionales en arquitectura y sostenibilidad.

El impulso de proyectos de coovivienda de iniciativa ciudadana o con colaboración público-cooperativa, mejora
la accesibilidad, la salud, los cuidados, la equidad y la sostenibilidad

Cooperativas de vivienda para una Agenda 2030

Estas experiencias son grandes articuladoras de las propuestas políticas que plantea la Agenda 2030 y los 17 ODS, para solucionar los grandes retos de la humanidad y abordar los retos a los que nuestra sociedad se enfrentará en los próximos años. Es urgente iniciar un cambio en el modelo de vivienda: optimizar el uso del suelo, maximizar la eficiencia de los equipamientos y recursos, asegurar espacios habitables de calidad que faciliten el encuentro, la equidad, la convivencia sana y los cuidados.

La sostenibilidad, la igualdad y los cuidados son los tres ejes centrales para alcanzar un desarrollo sostenible, siendo parte de los retos identificados en la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030 del Gobierno de España, como constan también en los propios Objetivos de Naciones Unidas.

Según la Estrategia de Desarrollo Sostenible para la Agenda 2030, la vivienda es "uno de los principales problemas sociales que enfrenta nuestro país, un factor generador de desigualdad y elemento clave en el análisis del riesgo de pobreza de la población". Es también el espacio donde se desenvuelven los cuidados de personas con dependencia y necesidad de atención especial, con dinámicas invisibilizadas, desvalorizadas y feminizadas.

La vivienda cooperativa en cesión de uso sin ánimo de lucro es una palanca de cambio para caminar con determinación hacia un desarrollo sostenible. Es la tercera vía de la vivienda, surgida de la innovación social. En la Economía Social y Solidaria hay una apuesta clara por este modelo de vivienda.

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