Otras miradas

La batalla de Madrid, presión, explosión y diamantes

Guillermo Zapata

Guionista y escritor

La batalla de Madrid, presión, explosión y diamantes
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso durante la rueda de prensa ofrecida en la Real Casa de Correos.- EFE/ Javier Lizón

La política son cosas que se mueven muy lentas hasta que un día condensan tantas cosas que explotan o producen diamantes, las dos cosas que suceden a presiones altísimas.

Ha sido uno de esos días en los que la intensidad informativa toma la forma del guión de una serie de televisión trepidante. Todo sucede de una forma veloz, dinámica e imprevisible. Son días que son lo contrario de la política. Producen un espejismo y a la vez la realidad misma, descarnada y espectacularizada. Las acusaciones adoptan el formato del reality: sentimientos televisados. Relato matando dato a hipervelocidad. Las redes sociales se convierten en un plató improvisado, las declaraciones a los medios de comunicación no son a los medios de comunicación, son delimitación de bandos y distancia irónica.

Ayuso acusa a Egea de espiarla. Egea acusa a Ayuso de atacar al PP y de corrupción. Ayuso habla de su hermano. Su hermano aparece como una víctima de las maquinaciones del Partido Popular. Egea habla del hermano de Ayuso, que aparece como el beneficiario de una trama de corrupción. Son discursos previsibles en su contenido, pero no es un su forma. La forma habla de una magnitud. La magnitud habla de un proceso que no tiene vuelta atrás.

La rueda de prensa de Almeida es distinta. Ayuso en su comparecencia defiende a Almeida. Egea en la suya defiende a Almeida. Es decir, Almeida tiene que ser defendido. En la comparecencia, la primera del día, se presenta desprovisto del 50% de su identidad. Habla, dice, como Alcalde, pero no como Portavoz Nacional del PP. Eso quiere decir que en estos momentos el PP no tiene portavoz nacional. Un partido sin voz es un partido sin consenso.

El motivo para que Almeida no aparezca como portavoz nacional y sí como alcalde es que su posición como alcalde es la que debe garantizarse. Almeida, al contrario que Ayuso, está en una situación de mayor debilidad porque Almeida, al contrario que Ayuso, aún no es libre. Ayuso es libre porque no depende de Ciudadanos. Es decir, depende de Vox. Cuando el PP de Madrid depende de Vox, es libre. Es decir, Vox es un partido que sabe que quienes van a las concentraciones de apoyo a Ayuso a decir "Viva Vox" están diciendo "Viva Ayuso". En el Ayuntamiento de Madrid hay un problema. Ese problema se llama "Begoña Villacís".

Begoña Villacís podría mañana mismo, si quisiera, hacer una moción de censura y sacar a Almeida del Ayuntamiento de Madrid. Tendría para ello que contar con los votos de Más Madrid y el PSOE y de 3 tránsfugas (El Ayuntamiento de Madrid es un lugar sometido a tanta presión interna que se resquebraja) y convertirse en alcaldesa. Para ello necesita una excusa lo suficientemente grande como para que su electorado le perdone la maniobra ahora y en 2023. ¿Que el Coordinador General del Ayuntamiento de Madrid está organizando el espionaje a la Presidenta de la Comunidad de Madrid es lo suficientemente grande? No lo sabemos, pero el Ángel Carromero, Coordinador General del Ayuntamiento de Madrid, ha dimitido hoy.

Eso quiere decir también que, hoy por hoy, Ayuso y Egea siguen queriendo que Almeida esté en el Ayuntamiento de Madrid. Es decir, siguen queriendo mantener el poder institucional del PP en la Capital de España. Es decir, su preocupación, su deseo, su tesoro, es el PP. La batalla es el PP.

No sabemos cuál es el resultado de la batalla, si será una explosión o diamantes. Sabemos cuáles son las armas. Para entender las armas hay que entender cosas sobre la presión y los partidos. Un partido no es una estructura democrática, el PP menos que ninguno. Es vertical, cerrado y lleno de gente que recibe órdenes y que obtiene poder a cambio de ejecutarlas. Casado, es decir, quien es hoy por hoy el "dueño del PP" tiene, por tanto, una estructura, unos estatutos y unos mecanismos cuyo diseño se basa en que nadie le quite de donde está. Los tuits de distintos cargos del PP en toda España apoyando a Casado son la expresión de eso. Los apoyos a Ayuso han venido de figuras de gigantesca fuerza simbólica (Esperanza Aguirre, Cayetana Álvarez de Toledo) pero cero fuerza material en el PP hoy por hoy. Egea ha anunciado una investigación contra Ayuso, con el poder de la norma podrían expulsarla. Esa es, probablemente, la mejor (y quizás única) arma que tiene Casado en este momento. No es un arma menor.

Las armas de Ayuso son fundamentalmente tres. El resultado electoral de mayo de 2021, es decir la legitimidad de las urnas como único miembro del PP que, hoy por hoy, subalterniza a Vox. Poner eso en riesgo es un riesgo. En segundo lugar los medios de corte. Madrid tiene su propio ecosistema informativo. Hoy no leemos los medios para saber lo que pasa, sino para saber con quién van. Hoy por hoy van con Ayuso. En tercer lugar las encuestas. No han llegado aún, llegarán.

Las armas de Ayuso son las armas del siglo XXI, la cifra, el relato, la velocidad, la dramatización de la política, el ruido, los sentimientos. Las armas de Casado son las armas del siglo XX. El partido, la estructura, la organización, los cargos, los recursos.

Madrid no es más que el condensador. El escenario de la pelea. Lo que sucede no es nuevo. Lleva siendo así más de veinte años. Nació con una anomalía llamada Tamayazo, que fue el día que el PP de Madrid descubrió que la destrucción de las bases mínimas de la democracia le pasaba menos factura que a sus adversarios políticos. Seguimos ahí. Va tocando cambiar de música.

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