Mientras se debatía si la canción de Shakira era o no feminista, el verdadero golpe al feminismo vino del Gobierno de Castilla y León. Quedará para siempre ese "no sé mucho de embarazos" de Juan García Gallardo, vicepresidente de Castilla y León por Vox, después de haber expuesto medidas para interferir en la libertad de abortar: escuchar el latido fetal o ecografías en 4D.
Mientras hacemos debates inútiles sobre feminismo en infinidad de tertulias, ellos sonríen porque avanzan. Y sin ocultar sus objetivos. Ellos aplauden ante cada sillón al que llegan porque los votan y porque los respaldan sus socios de Gobierno. En pleno año electoral, ahora el PP de Feijoó tiembla y se tapa, el PP de Castilla y León niega y todos quieren correr un velo sobre esta cuestión lo antes posible.
El PP no debe de extrañarse. Saben a quién le daban la mano. Vox nunca ocultó en sus objetivos que suprimirían de la Sanidad Pública "intervenciones quirúrgicas ajenas a la salud (género, aborto...)" (punto 56), demostrando ya aquí lo contrario, que impedir abortar sí que es un riesgo para la salud. Sólo hay que ver, tras lo ocurrido en Estados Unidos, cómo creció en las redes sociales la búsqueda de métodos caseros para abortar a pesar del riesgo. Dice García Gallardo que por qué se asustan tanto las mujeres por escuchar un latido, sin darse cuenta que lo que asusta es escuchar discursos del pasado como el suyo. Pero la pregunta es: ¿Por qué os asustáis tanto en Vox de los derechos de las mujeres?
Hicieron de ese discurso su bandera. Se mostraron contrarios al aborto en cada programas electoral. Quienes les votan, mujeres incluidas, saben que eso está ahí. Y quienes pactan con ellos, como el Partido Popular, saben que eso y la intención de derogar ley de violencia de género, va en el pack de Vox. Así que menos sorpresas.
Tampoco debe alarmarles el mensaje de Vox tras más de diez años esperando a que el Tribunal Constitucional se pronuncie el recurso del PP a la ley del aborto (que por fin sabremos en febrero). O que el Sergas en Galicia aplicase a mujeres (como Diana López Varela relató) escuchar el latido fetal y girar la pantalla del ecógrafo para obligarla a mirar. O cuando su anterior líder, Casado, dijo aquello de "creo que es bueno que las mujeres sepan lo que llevan dentro", igual que ahora dice Gallardo que las mujeres deben ser "conscientes". En uno y en otro caso, frases de paternalismo, donde tutelan por infantiles e inútiles a las mujeres que "no saben lo que hacen". Mientras lo que pretenden es torturarlas en su decisión.
La idea de Gallardo no es original, es copia del gobierno húngaro de Orbán y también de las "leyes del latido" de Texas. Allí escuchar el latido del embrión es obligatorio, aquí lo venden como "una recomendación" pero porque Vox no puede vulnerar una ley estatal. Esto no va a parar aquí. Vox y una parte de la derecha más afín a esta idea está integrada dentro de la estructura que lleva décadas trabajando en el retroceso de los derechos de las mujeres, en una guerra cultural que ha aumentado su presupuesto. Los resultados están ahí: Estados Unidos, Hungría, Polonia... Hay formas y formas de retroceder en derechos. O ir con descaro contra las leyes, o bien más discreta pero eficaz, con medidas que cercenen esa libertad o, bien, llevando el dinero al lado contrario.
El informe del Foro Parlamentario Europeo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos ya advirtió que los grupos de ultraderecha en toda Europa con una agenda restrictiva a los derechos de las mujeres, han multiplicado su financiación en los últimos diez años. Vean quiénes van a los Foros de la Familia, a esas mal llamadas manifestaciones "provida" y tendrán nombres. Vean dónde va el dinero. Mucho criticar a la cultura o las asociaciones feministas reciben subvenciones, pero poco hablan de cómo se subvencionan asociaciones antiaborto, en Madrid o bien en Andalucía, que ya las financió con más de un millón de euros. Entre ellas, Red Madre, conocida por acosar a las mujeres que acudían a abortar, gracias también al respaldo económico. Por ejemplo, fue público cuando se supo que Red Madre de 2014 a 2018 recibió casi dos millones de euros. Es decir, el PP no solo tienen un problema con Vox, lo tiene también en sus filas.
Solo hay que tirar del hilo para ver la enorme dimensión organizativa y económica que el movimiento antiaborto tiene detrás y que se beneficia de dinero público para limitar derechos de las mujeres. Mientras unos hablan y otros se ponen de perfil esperando que pase el chaparrón lo único que queda claro es que, desde que habló García Gallardo, las mujeres de Castilla y León han vivido (y viven, sin saber hacia dónde llevará todo esto) en plena incertidumbre. Porque hoy, ahora mismo, una mujer puede estar pensando en esa opción, mientras le rodea este debate partidista que no piensa en ellas. Y esto no será el punto final. Esto volverá si no se para, y más en las elecciones. La historia se repite por falta de memoria... y porque interesa a muchas partes.
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