Otras miradas

¿Esclavismo o Estatuto de las prácticas no laborales?

Adrià Junyent Martínez

Secretario de Juventud Confederal de Comisiones Obreras

Este jueves hemos firmado un acuerdo para el Estatuto del Becario Comisiones Obreras, UGT y el Ministerio de Trabajo, pero está en riesgo por los cálculos electorales de una parte del gobierno y por algunos partidos "progresistas" de la mayoría de la investidura.

Este Estatuto viene a dar derechos, garantías y es un paso importantísimo para acabar con el fraude de los falsos becarios/as, es un texto consensuado tripartitamente, con muchas aportaciones de la patronal, que no ha querido firmar por una cuestión electoral. Llevamos más de 15 reuniones, más de 10 borradores, innumerables propuestas cruzadas, llamadas y horas de trabajo. Decir que este acuerdo está verde es ser ajeno a la realidad y al trabajo del diálogo social.

La juventud está harta de esperar por un futuro que nunca llega, por una falsa promesa de futuro sin precariedad. Nos hemos cansado de esperar por algo que no creemos que vaya a llegar. Queremos un presente de dignidad, de prácticas en las que no nos exploten, queremos un trabajo indefinido porque ser joven no justifica la precariedad, queremos un salario decente para podernos emancipar, formar una familia o hacer lo que nos dé la gana, como hace el resto de la población.

Lo diremos hasta la saciedad, ser joven no debería ser sinónimo de precariedad. La cultura empresarial española ha basado su productividad y ganancias en bajar las condiciones de trabajo de la juventud con las distintas reformas laborales que aumentaban la temporalidad y con la creación de las ETT. Ya en el 14 de diciembre de 1988 paramos España y llenamos las calles para parar un plan de empleo juvenil que solamente venía a precarizarnos más.

Este rol no solo han asumido las empresas, sino que la conferencia de rectores de las universidades españolas (CRUE) también se han posicionado en contra del estatuto. Esto se debe a los intereses empresariales y chanchullos que hay con las universidades, las cuales, tienen procesos judiciales por explotar a sus propios estudiantes, a los que les tenían cubriendo puestos de trabajo estructurales por 300€ o menos. La universidad debe dejar de ser cómplice y culpable del fraude y garantizar unas prácticas realmente formativas, o por lo menos, no hacer de lobby en contra de los derechos de sus estudiantes.

La juventud española necesita que sigamos construyendo un presente de dignidad. La precariedad y la explotación no entienden de tiempos electorales, es una necesidad ya comprometida en el acuerdo de gobierno y en el Componente 23 del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia.

Es el momento de dejar atrás los falsos becarios/as. Es el momento de erradicar la precariedad juvenil. No queremos promesas de futuro, queremos tener un presente. #EstatutoYa.

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