Otras miradas

Los primeros cien días de Lai Ching-te en Taiwán 

Xulio Ríos 

Asesor emérito del Observatorio de la Política China

El presidente taiwanés Lai Ching-te en una imagen de archivo.- EFE/EPA/RITCHIE B. TONGO
El presidente taiwanés Lai Ching-te en una imagen de archivo.- EFE/EPA/RITCHIE B. TONGO

A la par que las escaramuzas sino-filipinas en el Mar de China meridional, Taiwán, a otro nivel, se afianza como el principal foco de tensión en la región y el escollo central de las relaciones sino-estadounidenses. Así lo constatará de nuevo el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan en sus encuentros de estos días en Beijing, que coincide con los primeros cien días del nuevo presidente taiwanés, Lai Ching-te.  

Lai, que asumió el pasado 20 de Mayo, ha transmitido varios mensajes clave en este simbólico periodo. El primero, que si bien no dispone de mayoría parlamentaria, la oposición, conformada por el Kuomintang y el Partido Popular de Taiwán, no lo tendrá fácil para condicionar su acción de gobierno. Las iniciativas legislativas para encapsularle están pendientes de dictamen en los tribunales y, en paralelo, se antoja difícil que fructifique un diálogo serio a no ser que logre ahora pescar en el río revuelto de los desaguisados financieros del PPT, bajo escrutinio del Yuan de Control. 

Trascendiendo las zancadillas de la oposición y con el claro propósito de ganarse el favor público, Lai también ha querido expresar un mayor compromiso con la mejora del bienestar social, un ámbito en el que su predecesora, Tsai Ing-wen, mostró carencias importantes. El epicentro es la atención sanitaria, objeto de uno de los tres comités ad hoc que reflejan sus principales prioridades, junto al cambio climático y la defensa civil. Lai  pretende aumentar la esperanza de vida promedio de las personas que viven en Taiwán a 82 años de edad en ocho años y ha comprometido fondos para salud mental, cuidados, etc., además de plantear el compromiso de asegurar que el coeficiente de Gini no exceda de 0,35 

En el ámbito económico, ha planteado un plan de desarrollo de cuatro años que tiene como objetivo lograr un crecimiento económico del 3 por ciento, un PIB per cápita de 40.000 dólares, una tasa de desempleo inferior al 3,5 por ciento y un crecimiento estable de los precios al consumidor del 2 por ciento. En paralelo, el fomento de la Inteligencia Artificial complementaría su poderosa industria de semiconductores, haciendo un importante guiño a los sectores partidarios de la energía nuclear al dejar entrever que podría haber un cambio de política bajo la presión del sector empresarial.  Taiwán ha sufrido repetidos cortes de electricidad en los últimos años. 


En relación a China continental, Lai ha planteado una reafirmación de la soberanía taiwanesa con mucha mayor rotundidad que Tsai. Indudablemente, esto ha suscitado duras críticas en Beijing, que multiplica las reacciones de diverso tipo, incluyendo la elaboración de una lista de "secesionistas acérrimos". A Lai le ha tocado gestionar el incremento de las tensiones pesqueras en el estrecho, con una creciente y gradual afirmación del dominio fáctico de la Guardia Costera de Beijing sobre estas aguas. 

Lai se propone avanzar significativamente en la reducción de la dependencia taiwanesa de China continental. El año pasado, China representó el 11,4 por ciento de las inversiones extranjeras de Taiwán y el 31,2 por ciento del volumen comercial en el primer trimestre, en comparación con el 83,8 por ciento y el 43 por ciento en 2010. El número de taiwaneses que trabajan en el continente cayó precipitadamente de 430.000 en 2009 a menos de 177.000 en 2022. Las inversiones taiwanesas en China continental el año pasado alcanzaron un mínimo histórico. 

El complemento de esta política es la elevación del compromiso de defensa, en línea con lo reclamado desde Washington, su principal proveedor de armamento. El enfoque de Lai en la defensa se refleja en la elección de un ministro civil y en las numerosas inspecciones militares que ha realizado. Ha adelantado un nuevo presupuesto de defensa para el próximo año que alcanza los 647 000 millones de dólares taiwaneses, superando por primera vez el 2.6 % del PIB. Además, el primer ministro Cho Jung-tai autorizó un plan para la construcción de siete submarinos en un periodo de 14 años. La posibilidad de producir armas estadounidenses en Taiwán podría discutirse en la Conferencia de la Industria de Defensa entre Estados Unidos y Taiwán el próximo mes. 


El complemento indispensable de esa estrategia de negar vehementemente cualquier atisbo de subordinación respecto a China continental, radica en la cercanía con Washington, que sigue fortaleciéndose de manera rotunda. Así lo ilustran las reiteradas visitas funcionariales a la isla y el incremento del nivel de apoyo de Washington, ya sea en lo defensivo o en lo político. Recientemente, por ejemplo, trascendió que el ministro de Asuntos Exteriores, Lin Chia-lung, y el secretario general del Consejo de Seguridad Nacional, Joseph Wu, se reunieron en Estados Unidos a puerta cerrada con funcionarios estadounidenses, a través de un "canal especial". En paralelo, un destructor estadounidense transitaba por el estrecho de Taiwán. Japón sigue la misma estela.  

La reacción de China continental 

Un avance lanzado el 23 de julio de la nueva serie de televisión Zero Day, una producción local que retrata un ataque del ejército chino a Taiwán, atrajo más de un millón de visitas en una semana. En parte financiada por el gobierno y programada para emitirse el año que viene, Zero Day muestra la desaparición de un avión de guerra chino en el estrecho de Taiwán y cómo China utiliza la búsqueda como excusa para montar un bloqueo naval de Taiwán y lanzar una invasión.  

Beijing califica de propaganda alevosa esta narrativa que pone el foco en la inminencia de una invasión que no figuraría en la agenda del continente en tanto se mantenga lo esencial del statu quo. Dicha afirmación general se completa con un  doble enfoque. Por una parte, hostiga al independentismo, enviando aviones y buques militares a las cercanías de Taiwán en circunstancias puntuales y a modo de advertencia. Por otra, muestra buena voluntad en la reanudación estancada de los viajes orientados al turismo a través del estrecho de Taiwán. 

Días atrás trascendía la propuesta de académicos y estrategas chinos de creación de un "gobierno en la sombra" para Taiwán. El plan implica la creación de un órgano administrativo totalmente preparado, denominado "Comité de Trabajo del Centro de Taiwán", que estaría listo para asumir el control de Taiwán inmediatamente después de la unificación, ya sea por medios pacíficos o mediante una acción militar. La propuesta enfatiza el papel del comité para asumir rápidamente el control de la administración de la isla si se produjera la unificación. Tan seguros están de que ese día, tarde o temprano, llegará. 

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