Otras miradas

Que nos vuelva a interesar la política

Israel Merino

Captura de video de la intervención de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, durante la manifestación de este domingo convocada por el PP
Captura de video de la intervención de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, durante la manifestación de este domingo convocada por el PP

Era un domingo normal, como otro cualquiera; chispeaba un poco por el Alto de Extremadura y la política interesaba lo mismo que la semana anterior.

Bajé por las escaleras de la avenida de los Apóstoles (con cuidado; resbalan mucho cuando llueve) y me encontré a Filtrito, a quien solo yo llamo así porque siempre que lo veo me pide filtros para tabaco, no sé cómo se apaña el pedazo de capullo.

– Cachorro, Cachorro – a mí sí me llaman todos Cachorro, ya os lo contaré algún día –. ¿Ha pasado algo? Todo el barrio está lleno de policías, tío, todo el barrio.

Me quedé pensativo, ignorando lo mal que me sienta que por ser periodista la gente se crea que estoy enterado de todo cual télex de EFE, hasta que por fin me acordé: en la zona baja de Puerta del Ángel, donde La Ermita y el Goya, justo estaban presentando Sumar. Intuí que cinco ministros en un teatro (entre ellos, la vicepresidenta del Gobierno) eran más que suficientes para justificar el despliegue policial del que me avisaba mi colega.

– Buah, buah, qué mierda – me respondió nada más contárselo –. Pensé que había pasado algo, buf.

Nada más largarse Filtrito, empecé a darle vueltas a su respuesta; a ese buf, a ese desencanto; a ese sentimiento suyo, lo percibí mientras charlaba con él, que aquello que estaba pasando en nuestro barrio, a cinco minutos a pie de las escaleritas húmedas de la avenida de los Apóstoles, era algo completamente lejano. La política para los que hacen política, no para nosotros; nosotros a comentar que caen gotitas como lágrimas de María Magdalena y a descansar, que mañana es lunes y toca volver a lo importante: trabajar.

Reconozco que esta conversación casi se me había olvidado hasta que, llamadme incauto y con razón, he tenido la brutal idea de escuchar unas declaraciones de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante la concentración de este último domingo contra la Amnistía, el Imperio romano de nuestras derechas.

En ellas, venía a decir algo así como que a los españoles no nos debería interesar la política, sino vivir la vida sintiendo que está llena de aventuras y riesgos y azares; también que no se deben politizar las cosas, pues aquí hemos venido a gozar y ser felices. Obviamente, mientras la escuchaba me acordé de Filtrito (Dios, qué cabreo se va a pillar conmigo como se entere de que le llamo así).

Supongo que no es nada nuevo que una gran parte de las derechas ha entendido que la forma de desmovilizar a la gente, de asegurarse de que no salgamos a votar y nos inmovilicemos como corales en el Pacífico, es diciéndonos que la política no nos debe interesar.

Para ellos, lo único que importa es el sentido común, no la política, y nos intentan convencer de que lo primero no tiene nada que ver con lo segundo, cuando es todo lo contrario. Y creo que lo están logrando.

Mientras nos convencen de que estar contra la amnistía, una posición completamente política (y legítima, vayamos con las cartas descubiertas), es sentido común, nos están colando la desmovilización y el desencanto; el discursito de que les dejemos la tarea de legislar a ellos, que no quieren hacer política, sino pura gestión y coherencia.

Igualmente creo que están ganando no solo por su capacidad discursiva, sino también por la inacción del otro bando. Mientras la izquierda se sumerge en batallitas absurdas sobre quiénes son los malos y quiénes los que vetan y quiénes los que han dicho no sé qué en no sé cuál rueda de prensa con menos de mil visitas en Youtube, están dejando de hacer política y se la están regalando a ellos; la política, si no es externa, no es política. Política interna es una antítesis, como vivienda joven o sanidad privada.

Quizá, pienso, la izquierda tenga que volver a disparar un discurso hacia fuera, hacia los que votan, para volver al camino del debate público. Para que la gente vuelva a interesarse por lo que pasa, más allá de las furgonas de Policía en el Alto de Extremadura.

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