Carta con respuesta

Lo irreversible

Tengo curiosidad por conocer los resultados de los bancos españoles correspondientes al tercer trimestre del año, que estarán a punto de salir publicados. Para vuestra información, los semestrales (beneficio neto recurrente) fueron los siguientes: BBVA, 2.928 millones (+11,6%); Santander, 4.730 millones (+22%); Popular, 674,8 millones (+10,1%); La Caixa, 1.228 millones (+20,3%) y Cajamadrid, 733 millones (+19,2%). Menos mal que están en crisis y necesitan ayuda. Por cierto, ¿podrían publicar los sueldos de los 50 principales directivos de estas entidades y de los miembros de sus consejos de administración?

BITORI GARDEAZABAL. BILBAO

El Corán dice: "¡Oh, los que creéis! No preguntéis por las cosas que, si se os enseñasen, os dañarían" (V, 101). El Eclesiastés ya afirmaba que: "In multa sapientia multa sit indignatio; et, qui addat scientiam, addit et laborem" (I, 18) ["En mucha sabiduría, hay mucha indignación y, cuando aumenta el saber, aumenta el dolor"]. Así, en la Vulgata, porque la Nova Vulgata cambia (qué curioso, ¿verdad?), "multa indignatio" por "multus maeror", que la BAC traduce como "disgusto". Hablo de la Biblioteca de Autores Cristianos, de la versión de la Biblia que hizo san Jerónimo en el siglo V, en un latín fácil de entender, para el vulgo, y de la nueva Vulgata latina que encargó Pablo VI (¡también habrá quien sepa lo que es el Ecofin y el TAE, qué pasa!). Por lo (muy poco) que yo sé, "maeror" es casi contiguo a "luctus" (nuestro luto), yo lo asocio, más que con el disgusto, con el dolor por algo que ya es irreparable.

Si algo hay que no tiene remedio (ni consuelo), es el saber (y su imagen en el espejo: la muerte). Es posible (no digo fácil ni aconsejable) dejar de ignorar, pero no se puede, por propia voluntad, dejar de saber lo que ya se supo. Por eso el conocimiento es un castigo (o un destino): no tiene arreglo (y da dolor). ¿Cuántas veces no habrá dicho usted: preferiría no haberlo sabido? Cuando uno ya sabe, no hay más vuelta atrás que la que nos conceda, piadoso, el olvido (quizá olvidar no es otra cosa que resucitar).

Así que, ¿para qué quiere saber? ¿Para indignarse? ¿O para llevarse un disgusto? Mire para otro lado, cierre los ojos, encienda la tele. O repita conmigo: ayudar a los banqueros es bueno para todos. ¿Podrían crear empleo público o cancelar hipotecas? Ni hablar. Lo que se hace por el bien de los banqueros nos beneficia a todos, ¿es que no lo comprende? Reactivan la economía, inyectan liquidez y demás pamplinas que, al final, son por nuestro bien. Nosotros, como las criadas, comemos las sobras, cuando han terminado los señores. Si los señores no se hartaran, no nos quedarían ni migajas. Ne sciamus: mejor no sepamos.

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