Todo es posible

Panfleto racista

Voces apocalípticas advierten del grave peligro que corre nuestra democracia si las cosas siguen por este camino. Para los políticos agoreros es peligroso que se critique a los altos tribunales de Justicia, que proliferen las movilizaciones con abundantes banderas republicanas, que se cuestione la monarquía, el consenso constitucional, la Ley de Amnistía de 1977 y el proceso de la Transición. A todo lo anterior lo llaman guerracivilismo.

Nada dicen sobre los motivos que han suscitado su propio descrédito democrático: los casos de corrupción, las promesas electorales incumplidas, el descontrol del gasto, la ineptitud política frente a una crisis provocada por los especuladores financieros. No quieren mirar más allá de su próxima cita electoral. ¿Les extraña que los ciudadanos, al no sentirse representados por los partidos, se organicen por su cuenta y se echen a la calle? Eso sí puede convertirse en un auténtico peligro para la democracia, porque algunos movimientos sociales tienen las manos sucias y, desde luego, las peores intenciones políticas.
Los ultras xenófobos y racistas aprovechan cualquier motivo para relacionar inmigración con delincuencia. No hace falta mirar hacia Hungría, Austria, Holanda, Francia o Italia para comprobar el avance electoral de la ultraderecha. En muchos municipios españoles se fomentan similares discursos de odio al inmigrante frente a la pasividad, cuando no el beneplácito, de las autoridades locales, autonómicas o estatales. No hay nada más desestabilizador y antidemocrático que el folleto contra los rumanos repartido por el concejal del PP en Badalona.

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