Todo es posible

Las manos sucias

Los saharauis son pocos y sobreviven en el desierto con la mayor dignidad posible. Hace más de tres décadas que la mayoría de la población originaria se encuentra hacinada en los campamentos de refugiados de Tinduf, a la espera de que Naciones Unidas cumpla su compromiso de descolonizar el Sahara Occidental. En palabras del ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, es necesario "encontrar una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable, que respete el principio de autodeterminación". Así se lo ha dicho al enviado de la ONU para el Sahara Occidental, Christopher Ross, que acaba de visitar España durante su gira por los países del Magreb. Eso es todo. Tras este insustancial comunicado, pasamos a otra cosa.

Me consta que Moratinos tiene buen corazón, pero poca determinación y ningún margen de maniobra para evitar que Marruecos siga cometiendo tropelías con el pueblo saharaui. Periódicamente nos llegan noticias de las torturas que sufren sus presos en las cárceles marroquíes. Desde que ocupó su territorio, con el apoyo financiero y militar de los Estados Unidos y el lavado de manos del Gobierno español, actúa con total impunidad. Las manos siguen sucias. El rey de Marruecos ha ido aplazando con artimañas la promesa internacional de convocar un referéndum para la autodeterminación y, mientras tanto, ha logrado infiltrar a sus súbditos en el territorio ocupado para que, a la hora de votar, los saharauis sean minoría. Conviene recordar, una y otra vez, esta triste y vieja historia para impedir que el pueblo saharaui, a pesar de su heroica resistencia, sea aniquilado como lo fueron los pieles rojas de América.

Más Noticias