Trabajar cansa

Fusiones frías, efectos calientes

"Es necesario dotar a las cajas de ahorros de un nuevo estatus jurídico. En definitiva, someterlas a la disciplina del mercado." -Javier Aríztegui, Subgobernador del Banco de España-                    

 

Con su permiso, vuelvo con las cajas de ahorros, pues el tema lo merece. El gobierno acaba de aprobar la reforma, pero ésa es sólo una pata del banco. El primer paso han sido las fusiones a marchas forzadas de casi todas las entidades. Un proceso que los ciudadanos –y clientes- hemos sabido por la prensa, y poco. 

Yo, por ejemplo, acabo de saber que mi cuenta corriente está ahora en Júpiter. No es que hayan trasladado la sucursal a otro planeta: es el nombre con que el supervisor bancario europeo se refiere a la unión de Caja Madrid, Bancaja y otras cinco entidades. No sé quién ha elegido el nombre, ni si es provisional o definitivo, pero suena a broma, como si las cajas perdiesen su nombre tradicional -que solía ser el de la ciudad o comunidad de origen- para dar un salto interplanetario. Al margen de la broma, lo que de verdad me sorprende es encontrarme de la noche a la mañana con que mi caja habitual se ha encamado con otras. Y eso me afecta como cliente, pero también como ciudadano, pues el peso de las cajas sobre sus territorios tradicionales es decisivo. 

Nos dicen que no hay nada que temer, que no es para tanto. Lo llaman Sistema Institucional de Protección (SIP), conocido como "fusión fría", una frialdad que vendría a significar que se acuestan juntas pero no consuman, que todo seguirá más o menos igual y los clientes no notaremos cambios. 

No sé, no sé. Aparte de que los entendidos ven en el SIP un primer paso para bancarizar las cajas, a mí lo de fusión fría me suena a ‘guerra fría’. Y de la misma forma que aquella guerra entre potencias era fría en las alturas pero localmente muy caliente, incluso infernal en algunos lugares, sospecho que las fusiones frías sólo mantendrán la temperatura en los despachos de la planta superior, pero serán localmente calientes. 

Por ahora ya sabemos que las alianzas supondrán un recorte de plantilla del 20%. Hasta 26.500 trabajadores, calculó el Banco de España. Y en Madrid, los jupiterinos ya han metido tijera a la obra social, cerrando bibliotecas y centros de mayores. Ya ven qué frío.

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