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Evolución humana y cambio climático

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

Los datos obtenidos por la ciencia y los modelos desarrollados con esta información apuntan claramente hacia una profunda modificación del clima de nuestro planeta en los próximos decenios. Todo parece indicar que la elevada concentración que hay en la atmósfera de gases de efecto invernadero puede acelerar un proceso natural y bien conocido por la paleoclimatología.

Hace algo más de dos y millones de años comenzó un ciclo de cambios climáticos con una periodicidad de 41.000 años, relacionado con las variaciones en la inclinación del eje de la Tierra. Las consecuencias de estos cambios fueron acumulativas y modificaron de manera drástica el hogar de nuestros ancestros africanos. Las zonas boscosas dejaron paso a las sabanas y a los desiertos. Los australopitecos se extinguieron y prosperaron dos grupos: los parántropos, que se adaptaron a una dieta compuesta de vegetales de consistencia dura, y los primeros Homo, que optaron por una dieta más carnívora, que incluía carne y grasa de grandes mamíferos, a los que accedían muy probablemente mediante actividades carroñeras. Aquellos primeros Homo, cuyo representante más popular y mejor estudiado es la especie Homo habilis, forman parte segura de nuestra genealogía. Podemos afirmar así que los humanos actuales somos herederos de un patrimonio genético seleccionado en buena medida por los cambios climáticos del Plioceno.

Ante la inminencia de un nuevo cambio, que puede alterar de manera dramática los paisajes que nos resultan familiares, cabe entonces preguntarse por las consecuencias para nuestra especie, la única que ha sobrevivido del otrora floreciente grupo de homínidos al que pertenecemos. Ésta es la pregunta que nos hacemos los que somos conscientes de que el mundo que conocemos no será siempre igual y a los que nos importa el futuro de nuestros hijos y el de los hijos de nuestros hijos. A diferencia de lo que sucedía en el Plioceno, ahora ya no somos miles, sino millones de seres humanos los que poblamos el planeta y disponemos de una sofisticada tecnología que, desde luego, no está disponible para todos por igual. Pero esa tecnología es a todas luces insuficiente para afrontar un problema que llega con inusitada rapidez.

El escenario ha cambiado, pero las ciencias que estudian la historia de la Tierra nos enseñan que nada es inmutable. Que a nadie le quepa duda de que el cambio climático que se avecina tendrá consecuencias para nuestra especie. En nuestra mano está evitar que acabe un linaje evolutivo que comenzó hace miles de generaciones en los bosques y sabanas del continente africano.

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