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El pene del pato

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

*Profesor de Investigación del CSIC

Con ocasión de una memorable excursión a Atapuerca, a la que se han referido previamente otros compañeros de sección, alguna de nuestras "jefas" del periódico mencionó que los titulares con términos sexuales explícitos, como pene, coito o vagina, eran garantía de éxito digital. No me extrañaría, por tanto, que esta semana fuera mi particular salto a la fama.

La mayoría de las aves no tienen pene, no se sabe muy bien por qué. El avestruz sí lo posee y mide unos 20 cm, lo que no está nada mal, incluso teniendo en cuenta que los machos de esa especie superan con holgura los 100 kilos. Lo sorprendente es que semejante falo queda en ridículo ante el que luce un pequeño pato 200 veces menor, la malvasía argentina (Oxyura vittata). El pene de la malvasía tiene forma de sacacorchos y extendido mide más de 40 cm, lo que supone tanto como el resto del cuerpo. Tan notable descubrimiento mereció una comunicación breve en la revista Nature hace pocos años. ¿Qué presión de selección puede haber favorecido la evolución de un órgano tan desmesurado? Lo ignoramos, pero podemos especular acerca de ello.

Las malvasías son promiscuas y forman grupos en la época de celo. Podría ocurrir que los machos mostraran colectivamente sus penes y las hembras seleccionaran como pareja a los que los tienen mayores, por identificarlos como los mejores padres potenciales. Si así ocurriera, tal como enunció Darwin al referirse a la selección sexual, bastaría el mayor aprecio femenino para que los ejemplares con penes más largos dejaran más descendencia, y el tamaño del pene creciera de generación en generación. Ahora bien, ¿es necesario invocar la selección sexual? Hay más posibilidades. Kevin McCracken y sus colegas se dieron cuenta de que el pene de la malvasía, espinoso en la base, era suave y con forma de escobillón en el extremo, como uno de esos cepillos de limpiar botellas. Ellos piensan que tal vez el macho, al comienzo de la cópula, agite su pene en el oviducto de la hembra y lo limpie así del semen dejado previamente por otros consortes. Eliminando espermatozoides ajenos, el macho aumentaría sus posibilidades de ser padre de la futura descendencia. Y si los penes-escobillones más grandes limpiaran mejor, sus propietarios dejarían más hijos, y el tamaño del pene aumentaría. "Pero esto tendrá un límite, ¿no?", imagino que piensan preocupadas las malvasías hembra.

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