Posos de anarquía

Externalicemos a nuestros viejos

Europa selló ayer el acuerdo en virtud del cual cerrará sus puertas a todos los migrantes que llegan a sus fronteras, a quienes buscan asilo huyendo de una guerra que el propio Occidente ha provocado. La medida, que básicamente consiste en soltarle el muerto a Turquía a cambio de 6.000 millones de euros, entre otras cosas, ha sido muy criticada.

La globalización ha llegado a los Derechos Humanos (DDHH) de manera directa, puesto que indirectamente el capitalismo siempre los utilizó como moneda de cambio. No seamos cínicos, realizar outsourcing, deslocalizar a los migrantes nos va a ahorrar mucho dinero a los europeos. Aplaudamos pues a nuestros dirigentes, que no hacen más que velar por nuestro bien, por salvaguardar nuestro Estado de Bienestar y descartar su recorte.

Así que, no sólo debemos aplaudir a Europa por sus deportaciones masivas de estos migrantes chupópteros, sino que tendríamos que animarles a extender la medida. Por ejemplo, los viejos, esos que ya no producen, que no aportan nada a la sociedad ni a los medios de producción y que lo único que hacen es vaciar la caja de las pensiones. Mándemoslos a cualquier país africano, quitémosnoslos de enmedio de una vez por todas. Reequilibremos las cuentas y que Apple patrocine sus expulsiones masivas para que desde el otro lado del mundo se conecten para hablar con sus seres queridos.

Los enfermos terminales, los grandes dependientes... ¿Saben  cuánto nos cuestan en Europa? Miles y miles de millones de euros sin que nos den nada a cambio. ¿Por qué no los largamos, qué sé yó, a Somalia, por ejemplo, un país seguro en el que se supone que la Comunidad Internacional lleva años trabajando para su estabilidad? Nos ahorraríamos tanto dinero...

Quedémosnos únicamente con la gente que produce o que en un futuro pueda producir tras pasar por nuestros filtros doctrinarios. Todos los demás, fuera. Y además, añadiría, computemos lo que nos ahorramos como incremento del PIB, junto con la prostitución y el tráfico de drogas y armas. Nos van a quedar unas cuentas niqueladas. No sé cómo no lo habíamos pensado antes.

¿Y por qué no largamos a los políticos de esos 28 Estados Miembros a otro rincón del mundo?, se preguntarán algunos. Se lo diré yo, porque no hay nadie tan loco ni tan codicioso que se inocule un veneno que no tiene cura... ni por todo el oro del mundo.

 

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