La situación en Catalunya no avanza... no, al menos, en la buena dirección. Es un hecho. Más allá de echar la mirada atrás y ver el cúmulo de errores cometidos por unas y otras partes, nuestra clase política debería tener una cosa clara: la fórmula de Estado que se concibió hace 40 años no funciona. Hoy es Catalunya, hace años fue Euskadi, en el futuro podría ser, Galicia... ¿De veras nadie está dispuesto a dar un paso al frente e iniciar el proceso constituyente que nos hace falta como respirar?
Mientras la izquierda siempre ha sido más partidaria del diálogo, del acercamiento de posturas, la derecha exige mano dura. Ciudadanos (Cs) le marcó el ritmo a Rajoy, que terminó invocando un artículo 155 que nadie sabía cómo aplicar porque ni siquiera se había desarrollado. Ahora, el ritmo se lo marca a la derecha Vox. Tanto Cs como PP pugnan por ver cuál de los dos es más patriota, cuál de los dos defiende más y mejor la unidad de España. Si por ellos fuera, mandarían tanques a Catalunya e ilegalizarían los partidos políticos independentistas. Imagino que, además, encarcelarían a los millones de catalanes que defienden separarse de España y así lo expresaron en las urnas...
Entre Casado, que continúa hablando de golpe de estado cuando el único golpe de estado en la historia reciente de España es el protagonizado por la derecha española en 1936, precisamente, por quienes contribuirían años después al ADN del PP, y Rivera que ya habla de muertos potenciales, han perdido por completo el norte. En el horizonte de ambos, la aplicación del artículo 155 en toda su amplitud -cosa que Rajoy no hizo-, restando cualquier vestigio de autonomía a Catalunya... lo que no creo que calmara a los millones de personas que habitan Catalunya (sean o no catalanes y catalanas) y cuanto "más españoles y mucho españoles" son Casado, Rivera y Abascal, más lejos se quieren ir de ellos.
La solución es una nueva fórmula de Estado y para eso, inevitablemente, tenemos que parir otra Constitución. ¿A qué símbolo de unidad se aferra la derecha como unidad de España (además de la bandera)? Al rey... el mismo que está siendo rechazado abrumadoramente en todas las universidades españolas en las que se han convocado estas semanas consultas entre el alumnado, con índices de participación, además, muy superiores a las de rectorado. Pues eso, el Borbón, fuera.
En cuanto a la organización de Estado, la federación parece la fórmula más lógica, la que con una necesaria negociación entre territorios puede, en lugar de romper España, fortalecerla. ¿Por qué no va a ser posible? Lo es, claro que lo es. El problema surge en que nadie, ni siquiera el PSOE -con excepciones como Unidos Podemos- quieren abrir un nuevo proceso constituyente. Alegan que es precisa una reforma de la Carta Magna, pero que estos momentos de crispación no son los más adecuados para el consenso. ¿Y cuándo vamos a buscar el consenso para esa reforma, cuando ya haya consenso? Es absurdo. Una nueva Constitución es, precisamente, la solución a esa crispación.
¿Saben qué es lo peor? Que todos esos partidos, especialmente los que van de patriotas y constitucionalistas, asumen su propia ineptitud cuando, al tiempo que elogian el consenso alcanzado por los llamados 'padres de la Constitución', afirman que ahora no es posible encarar un proceso similar por que las posturas están demasiado enfrentadas. ¿Acaso creen que en 1978 las posturas no estaban enfrentadas? Su único horizonte común era estabilizar la vida española después de la dictadura franquista... más allá de eso, todo eran diferencias. La ineptitud actual no tiene límites, como el cinismo y la hipocresía. Y eso no hay ni tanques ni artículo 155 que lo arregle.