Florentino Pérez se ha quedado solo... o con el Barça únicamente, lo que a efectos de un madridista de pro, es aún peor. Su intento de Superliga ha fracasado con el anuncio de renuncia de todos sus compañeros de viaje internacionales. Aún así, el presidente del Real Madrid saca a pasear toda su prepotencia enmascarada en sosiego, asegurando que nadie se ha ido, que la Superliga continúa.
El intento de montar un club exclusivo del fútbol para sacar más tajada millonaria ha descarrilado. No deja de ser paradójico que en el país en el que se inventó el fútbol es en el mismo en el que se inició la aniquilación de este infausto proyecto. Los clubes ingleses fueron los primeros en anunciar su marcha, alguno de ellos, incluso, pidiendo perdón. Algunos de los jugadores de primer nivel de la Premier mostraron mucha más casta que los que juegan en España, más tendentes a ocultarse y no dar la cara si no es para poner el cazo.
Kevin De Bruyne, capitán del Manchester City, dio una lección a los galácticos que juegan en la liga española. De Bruyne no se arrugó a la hora de criticar la Superliga, de ir contra su propio equipo que empujaba el proyecto. No busquen algo parecido en España en el que algunos referentes de la primera división, como Zidane, se negaron explícitamente a opiniar. El canguelo puede más que otra consideración.
En lo que a Florentino Pérez se refiere y pese a la soberbia que anda paseando por los medios, ha salido muy mal parado. Asegura que ninguno de sus socios de la Superliga han pagado la sanción acordada por este coitus interruptus... y es posible que no lo hagan nunca. Esa circunstancia es la que le lleva a decir que la iniciativa continúa, aunque el único que abiertamente no ha anunciado su renuncia, el Barça, someterá la decisión a la asamblea de socios... lo que no deja de tener guasa, considerando que el compromiso que incluye sanción por abandono ya está firmado si haberlo consultado previamente.
Si finalmente, como parece, la Superliga no llega a buen puerto, habremos asistido a un seísmo para que todo siga igual, lo que es otro grave error. Si el fútbol está tocado de muerte, según Pérez, no es porque no exista interés en partidos que no sean 'galácticos', sino por el modo en que se ha perdido el norte con las fichas de los jugadores y el resto de cifras millonarias que mueven los clubes.
¿Acaso el fútbol no estaba vivo, vivísimo, en los años 50? Entonces, ni había tantas posibilidades de verlo ni de escucharlo por tantos canales y medios y ya era un deporte de masas. Entonces, la gente vibraba, y no deja de ser casual que algunos de los ídolos que continúan sin ser desbancados sean, precisamente, de aquella época en la que ya se perdió el norte con los sueldos de los jugadores, pero no como ahora. Extrapolando sueldos, si Di Stefano cobraba proporcionalmente unas 200 veces el salario mínimo, las grandes estrellas de hoy en día lo disparan hasta 5.000 veces. Eso y no otra cosa, es lo que está matando al fútbol entendido como espectáculo.
Florentino Pérez ha querido eregirse como salvador del fútbol cuando, en realidad, es uno de los jinetes del apocalipsis que están aniquilándolo... y quienes ahora le traicionan, no son mejores, incluida la UEFA.