Punto de Fisión

Sanchopancismo

Pedro Sánchez acudió a una entrevista de trabajo en el programa de Jordi Évole y cometió un error garrafal: hablar mal de sus antiguos jefes. Que si César Alierta, que si Telefónica, que si El País, que si el sector financiero, que si Felipe González. Echó pestes de casi todo el mundo excepto de sí mismo: el tipo que fue consejero en Caja Madrid en la época negra de Miguel Blesa, el que firmó un pacto con Albert Rivera tras las primeras elecciones a ver si lograban dar la vuelta a la esquina. En el currículum que entregó había un montón de páginas en blanco, unas cuantas tachaduras, varias líneas borradas con típex y una única profesión: mártir.

El problema es que ni siquiera se trata de un mártir por vocación sino de chiripa, que es como suelen ocurrir las cosas en el PSOE. Allí los atropellos se suceden uno detrás de otro (Almunia, Borrell, Zapatero, Rubalcaba) y casi siempre terminan en el sillón de consejero de una gran empresa. Con Pedro Sánchez, sin embargo, se les fue un poco la mano: pusieron en marcha la consigna clásica de la mafia ("que parezca un accidente") y ahora el partido entero parece un choque de trenes.

En fin, así las cosas está muy difícil que lo llamen otra vez para presidir un partido político e incluso una comunidad de vecinos. Al poco de terminar la entrevista, jaquearon la web que acababa de inaugurar ese mismo día y se la bloquearon. Se trata de un lugar para recoger opiniones y votos de sus simpatizantes, pero le ha quedado más bien una filial de meetic desde donde mandar flechazos a las afiliadas más guapas. En cualquier caso, dejaron la web tiritando, como si hubieran entrado otra vez en la sede de Ferraz y encargado tres toneladas de pizzas. Sánchez lió el petate y se marchó a meditar carretera adelante, al estilo de don Quijote pero sin don Quijote, ensimismado en un sanchopacismo muy particular, un Sancho Panza quijotizado, empeñado en hacer penitencia en Sierra Morena y recitar poemas a las diversas Dulcineas de la militancia. Pero se equivoca también al echarse al monte y ponerse a alancear lo primero que se topa por el camino: él cree que son molinos pero en realidad son gigantes.

El sanchopedrismo es una evolución posmoderna del sanchopancismo que intenta una síntesis con Don Quijote primero a base de adelgazamiento y luego de ascetismo. Tesis, Sancho; antítesis, el Quijote; síntesis, el burro. Javier Lambán, presidente de Aragón y secretario general de los socialistas aregoneses, se ha puesto la sotana del cura y le ha pedido que, por favor, no estorbe, que se aparte, que deje de hacer cabriolas y enseñar las vergüenzas al público. Poco futuro le queda a Pedro Sánchez en el PSOE a menos que se apee del burro y se ponga a rodar de plató en plató para postularse como candidato alternativo contra Susana Díaz en una nueva edición de Operación Triunfo. Otra posibilidad sería presentar una alternativa a Unidos Podemos en Tu cara me suena antes de acabar en otro especial no en Salvados sino de Sálvame Deluxe.

 

 

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