¡Será por dinero!

4.000 empleos por un euro

Susana R. Arenes

Los problemas se agravan en Marsans, pero, como suele suceder en el siempre asimétrico mundo empresarial, las dificultades de la compañía las sufren, sobre todo, sus trabajadores, no sus accionistas. Como en un déjà vu, el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, y su socio y uno de los vicepresidentes de la patronal, Gonzalo Pascual, parecen repetir los errores que cometieron con Air Comet, a la que dejaron morir. Como retrasar los pagos de las nóminas de sus 4.000 empleados, que son los que hacen posible que la actividad continúe. Díaz Ferrán ya admitió en su día que prefería pagar antes el queroseno de la aerolínea que a su personal.

Aun en el caso de que Gonzalo Pascual dijera en broma a los sindicatos que estaba "dispuesto a vender Marsans por un euro", la frase (que no ha desmentido) no deja de ser sangrante. Los 4.000 profesionales que trabajan y que han hecho posible que la empresa se convirtiera en una de las principales agencias del país no merecen un valor tan ínfimo. Ni siquiera en sentido figurado.

Caer en lo mismo

Ante la situación crítica de Marsans, sería deseable que los dos empresarios no cayeran otra vez en cada una de las anteriores equivocaciones. Ahora vuelven a pedir ayuda al Gobierno (como hicieron con Air Comet) para salvar lo que sí es de verdad la joya del grupo, porque ha sido una empresa saneada, pese a su deuda, que ingresa más de 700 millones y con un patrimonio neto (el colchón de dinero real) de 77 millones de euros. El problema es que dio préstamos y avales de 400 millones a Air Comet que han quedado en el aire.

Como dice UGT, Díaz Ferrán y Pascual "han perdido su credibilidad financiera e institucional". Pero no parece una razón objetiva y suficiente para que sus empleados se queden en la calle.

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