Modos y Modas

Deporte en la ciudad

¿VENTANA O PSILLO?// ISABEL REPISO

Ahora que a quien más y quien menos le ha dado por el deporte (operación trikini, boicot a China) deberíamos solicitar la inclusión de una nueva disciplina: el triatlón urbano. Mayormente practicado por mujeres, comprende carrera, sprint final, inmersión bajo tierra y cálculo matemático.

Seguir a un asiduo de esta modalidad puede acabar en flato. El deportista sale de su casa y se mete en la boca del metro. No mira a nadie, camina cual burro con anteojeras ¿cegado quizás por la ambición del podio? Tras dos paradas, sale a tierra con paso firme, hace dos fintas y una bicicleta y entra en un supermercado. Salta la primera barrera –pasarla como los demás mortales haría de él un comprador ordinario– asiendo varios tickets descuento en la mano.

Selecciona escrupulosamente su compra y se dirige a la cola menos larga. Ahí finge tener el coche en doble fila y logra depositar sus productos en la cinta móvil. Obtiene un 10% de descuento en carne y un 20%, en lácteos. Lo mete todo en bolsas de plástico y vuelve a sumergirse bajo tierra. Abre la puerta de casa, lo deja todo en la mesa de la cocina y se lanza al sofá.
 
Ahora se siente mucho mejor: su cerebro libera endorfinas por un tubo. Está orgulloso de ahorrarse 0,90 euros por tercera semana consecutiva. Aunque sea a costa de invertirlo en el metro, estropear la camisa de los jueves y ganarlo en prisas y empujones. Hip, hip ¡hurra! al campeón. 

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