Modos y Modas

El derecho a la cólera

AGUAS HELADAS// LORENZO SILVA

Si usted ha pasado por una ruptura sentimental, no es del todo improbable que se lleve mal con su ex pareja, ni tampoco que tenga alguna cuenta pendiente con ella y abrigue deseos de venganza. La condición humana es así, no tiene por qué avergonzarse. También es posible que cuando se encuentra a ese ser, al que antaño amó, le hierva la sangre y no pueda reprimir las ganas de insultarle y ponerle en su sitio. Incluso cabe que, en el fragor de la discusión, le apetezca soltarle una bofetada, un puñetazo, un puntapié o infligirle cualquier otra forma moderada de vejación física. Es un impulso igualmente humano.
Por eso, el legislador español, en su infinita sabiduría, ha previsto para estas conductas el tratamiento más adecuado a su naturaleza. Si usted da en gritar, insultar, amenazar o abofetear a su ex pareja, como se trata de algo que resulta comprensible que usted haga, podrá llevar a cabo su desahogo sin otra consecuencia que el abono de una módica multa. No es que se le anime, por supuesto, pero tampoco se espera mucho que usted se aguante y deje de hacer lo que le pide el cuerpo. Eso sí: siempre que usted sea mujer. Porque si es hombre, más le vale estarse quieto y calladito, incluso si es su ex pareja la que le agrede e insulta. En caso contrario, y según acaba de bendecir nuestro Tribunal Constitucional, lo condenarán a prisión. Y es que a usted, lector varón, no le asiste el femenino derecho a la cólera. Así que, a contar hasta mil.

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