Otras miradas

El Papa se pasea por Emiratos

Javier López Astilleros

Documentalista y analista politico

Llueve sobre un pequeño estado llamado Emiratos Árabes Unidos considerado (para sorpresa de muchos) una especie de tierra santa en el Golfo Pérsico, ellos dicen arábigo.

Francisco lo ha interpretado como un signo de bendición y bienaventuranza. Recuerdo que en un evento en la ciudad iraquí de Nayaf, una paloma se posó sobre el micrófono de un representante del Vaticano. El silencio se apoderó del mausoleo, y una sonrisa beata iluminó el rostro del delegado. Los cristianos contuvieron la alegría, para no despertar recelos. Fue una señal para los creyentes de la cruz. No lejos de allí caían los obuses en uno de los estados más corruptos del planeta.

El Papa Francisco con el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed al Nahyan y el gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, líder de la institución de referencia del islam suní, en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). EFE/LUCA ZENNARO
El Papa Francisco con el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed al Nahyan y el gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, líder de la institución de referencia del islam suní, en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). EFE/LUCA ZENNARO

El Papa ha manifestado su posición política en contra de la guerra de Yemen, justo en el momento en que se está negociando una paz definitiva. Es el momento adecuado y oportuno para manifestar la caridad de la Iglesia, cuando la tregua se está cerrando con cierta discreción.

La antigua Arabia felix, hoy triste, es un estado deshecho para más gloria saudí y de sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo.

Los saudíes no conocen el valor del barro y sus propiedades, por eso decidieron destruir la esencia de un pueblo, sintetizado en la  medina milenaria de Saná. Han calcinado autobuses escolares llenos de niños, y  someten a la población no adicta a la muerte y el cólera. Sus aliados de Emiratos no han faltado a la cita. Son los mismos que ahora patrocinan la tolerancia.

La sincronía es perfecta entre el momento histórico y el concreto.  Habrá una multitudinaria misa para las más de 140 mil filipinas, que no tienen más remedio que soportar el desarraigo y la marginación . Es un paso adelante en la liberalización religiosa de la zona, pero se atisba un proceso largo y tortuoso.

No sabemos si una bendita lluvia mejorará las lamentables condiciones laborales de estas trabajadoras, en uno de los estados más turbios y arrogantes del mundo.

El martillo saudí- emiratí no ha triunfado en Yemen, aunque al menos han conseguido devastar el país, y plantear la guerra como un conflicto Irán-Arabia Saudí.

A veces los milagros son una sincronía entre violentos y violentados. Un baile fatal y necesario de signos celestiales, mientras los problemas se secan bajo el poder benéfico del sol.

Todo ocurre así, y tan contentos. Estas cosas tiene la fe. Salvar la cara por tu secta correspondiente, unas palabras de agradecimiento, una misa a tiempo, y un mensaje en Twitter. Pocos y pocas sufren la muerte de los inocentes asesinados en ese hermoso país del sur de la península arábiga. Es más fácil recordar el PIB emiratí, que los niños calcinados en un autobús escolar. Estamos acostumbrados a licuar las responsabilidades entre dos contendientes. La muerte se define siempre como un mal que afecta a los otros.

Pero la península arábiga no es Tierra Santa, sino una parte muy caliente del globo. Emiratos es más bien un estado tapón artificial. Rico y seguro, ahora predica la tolerancia, palabra mágica y tan sobada que comienza a marear.

Algunos sectarios necesitan de la tolerancia para mostrar su magnanimidad. Hacer un esfuerzo para interpretar y respetar otras religiones puede ser muy loable, pero también un síntoma de una grave enfermedad sectaria.

Si el Papa pisa la actual península arábiga, es porque Arabia Saudí está en entredicho, y siente una debilidad cada vez mayor. Lo de Emiratos es un detalle en el juego global de las legitimidades. Es el primer Papa en pisar suelo sagrado. No sabemos muy bien que significa esto, y más en el Islam. Definitivamente Arabia saudí no es Tierra Santa.

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