Carta con respuesta

¡No más estudios!

Según un estudio de la universidad de Nebraska, no se vota a los candidatos políticos por ideología sino por el carácter del votante. O lo que es lo mismo, si eres nervioso o miedoso votas a unos y si eres calmado y liberal votas a otros. Algo extraño. Dice este estudio que la persona nerviosa y miedosa vota a la derecha, mientras que la persona calmada y liberal vota a la izquierda. La mitad de las personas, las que votan a la derecha, no se creerá la conclusión de este estudio. Ser de carácter nervioso y, sobre todo, miedoso, no le gusta a nadie, no es aconsejable ni de presumir. Cuando Rajoy pide el voto para el PP se dirige, según ese estudio, a los votantes miedosos o nerviosos.

ANTONIO NADAL PERÍA ZARAGOZA

Pues yo no voto a la derecha, pero tampoco me creo ni una palabra de ese estudio. Me gustaría ver cómo está hecho, cuál es la muestra, cómo determinan el carácter de los individuos (como si fuera tan fácil), etc.

Usted conocerá los premios de la Annals of Improbable Research (Anales de Investigación Peregrina), que concede cada año los Ig Nobel al estudio más idiota, inútil y rocambolesco en cada rama del saber. En 2007 dos españoles merecieron el codiciado galardón: Josep Trobalon y Nuria Sebastián Gallés, de la Universidad de Barcelona, que consiguieron demostrar que las ratas no distinguen entre el japonés y el holandés, siempre que escuchen ambos idiomas hablados al revés. Literal. Imagino que con generosa subvención pública para I+D y un prodigioso entrenamiento para que los sujetos pudieran llegar a hablar al revés ambas lenguas en presencia de roedores. No me invento nada (no podría): hay un estudio sobre por qué a los pájaros carpinteros no les duele la cabeza, y otro (de la universidad de Harvard, ni más ni menos) sobre cómo se arrugan las sábanas. Francis M. Fesmire, de la universidad de Tennessee, investigó las (esperanzadoras) posibilidades de "interrupción del hipo con un masaje rectal dactilar". Tres universidades, tres, colaboraron para poder calcular (¡por fin!) la presión que se acumula dentro de un pingüino cuando defeca; otras dos universidades realizaron un exhaustivo análisis de "los efectos de un subrayado inapropiado preexistente en la comprensión de la lectura." Bernard Vonnegut, de la universidad de Albany, fue premiado por su indispensable estudio sobre el cacareo de los pollos como medida de la velocidad del viento durante un tornado. Para no mencionar el valiente e innovador premiado de 2005: "El efecto de la respiración forzada por un solo agujero de la nariz sobre la capacidad cognitiva".

Como usted comprenderá, la única reacción sensata ante los "estudios" es preguntar, como Josep Pla: oiga, pero todo esto ¿quién lo paga?

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