Al piano

Lo importante no es participar, es ganar

El proyecto político que ya está en marcha tiene dos recorridos: uno a medio y otro a largo plazo. El primero nos recuerda que tenemos ante nosotros una ventana de oportunidad de cara a las próximas elecciones generales y que, por tanto, vamos a salir a ganar. A largo plazo, ganar supondría darnos a nosotros mismos los medios necesarios para la apertura de un proceso popular instituyente en nuestro país que pueda incidir en la creación de una nueva correlación de fuerzas a escala europea contra las políticas de la austeridad. Es una obviedad, por tanto, que en estos momentos tanto Europa como el mundo observan a España con atención. Si aquello que decimos de "tomar el cielo por asalto" sale bien, podría contagiarse rápidamente a otros países de Europa.

Hay pocas cosas sobre las que logramos ponernos de acuerdo en este país, pero sí hay una: nos gusta lo que hace la Selección Española de Fútbol -al menos cuando todo iba bien y ganaba Eurocopas y Mundiales–, así que vamos a tirar de metáforas futbolísticas para entendernos todos:

En la última final de la Eurocopa de fútbol España se enfrentaba a Italia. Fue poco más que un paseo. Tras 90 minutos de partido, acabamos goleando hasta dejar el marcador en un 4-0. Una aplastante victoria. En la anterior edición, España llegó también a la final en un cara a cara con Alemania, sin embargo fue un partido muy diferente. Lo pasamos mal, por momentos pensamos que no ganaríamos, que los alemanes remontarían y que se cumpliría aquello de que "el fútbol es un deporte donde juegan once contra once, y siempre gana Alemania". Pero finalmente, supimos aprovechar la única oportunidad que tuvimos para meter un gol. Y después del gol, con mucho esfuerzo, aguantamos el marcador durante el resto del partido. Conclusión: con sólo un gol también te traes la copa a casa. La misma copa que si metes cuatro. La misma.

Ahora estamos ante otra gran final y eso de que "lo importante es participar" es, sin duda, una gran mentira. Lo importante es ganar. Mi padre, cuando nos sentamos a ver fútbol, siempre repite que "la pelota es redonda" y con esto quiere decir, que puede ganar cualquiera. Pues así está la cosa en estas elecciones generales.

Existe un intento claro de El País, a través de las últimas encuestas de Metroscopia, de intentar construir una realidad distinta con el objetivo de desmoralizarnos. Si hiciésemos caso de esos datos tendríamos que creer que un posible resultado es el 0-0. Una imposibilidad aritmética para formar mayorías por parte de cada uno de los polos del bipartidismo podría conducir tanto a la Gran Coalición como a una nueva convocatoria electoral. O a las dos, de forma consecutiva. Esto es: a una prórroga. Aún en ese caso, un gol en una eventual prórroga también puede resultar decisivo, tanto para acelerar la definitiva descomposición del Régimen del 78 como para impulsar una nueva correlación de fuerzas anti-austeridad a escalas supranacionales. Con un gol en la prorroga también te traes la copa a casa.

La situación es de urgencia y hace falta un cambio en nuestro país cuanto antes. Y como el partido es contra los corruptos, buscamos la goleada, devolverles la humillación, aunque nos sirva el 1-0. Quedar 1-0 es romper el bipartidismo, y romper el bipartidismo es ganar. Y 1-0 es el número de diputados necesario para abrir una grieta electoral lo suficientemente grande, para romper el bipartidismo, para aprovechar la ventana de oportunidad y continuar el proceso político de cambio el día después de las elecciones generales. A partir de ese momento, haga lo que haga, el bipartidismo estará agotado y el proceso político de cambio abierto resultará imparable.

El partido está siendo muy intenso, y nos están dando muchas patadas. Se nos nota. Pero tenemos muy cerca la victoria y hay que sacar fuerzas para lo que queda de partido. Los goles imposibles los marcan solo los grandes jugadores, en los 90 minutos o en la prórroga. Y en cualquiera de estos hipotéticos escenarios, nuestro Iniesta lleva coleta.

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