Durante toda la pandemia hemos estado hablando de la inmunidad de rebaño: "una vez el 70% ó el 80% de la población esté vacunada o haya pasado la enfermedad, entonces la pandemia probablemente frenará".

Sin embargo, hemos superado ese umbral y el número de contagios está marcando máximos estos días.

¿Cuál era la idea detrás de la 'inmunidad de rebaño'?

La idea detrás del concepto 'inmunidad de rebaño' es la siguiente: si en una población hay una proporción de gente completamente inmune a una enfermedad contagiosa, entonces los brotes no pueden crecer indefinidamente, se apagan solos.

Las personas completamente inmunes no se contagian ni contagian a terceros, aunque estén en contacto con alguien infectado. Por eso, si hay un número suficiente de ellos en una población, cualquier brote que aparezca se extingue de manera natural.

¿Cómo se calcula el porcentaje de la 'inmunidad de rebaño'?

No todos los enfermedades son igual de contagiosas. Algunas se propagan 'por el aire' y otras necesitan de un contacto muy estrecho para saltar de un humano a otro humano.

Los epidemiólogos miden la facilidad de contagio con un número al que llaman 'R0'. En la siguiente tabla podéis ver algunas enfermedades con su 'R0' correspondiente:

El parámetro 'R0' indica "el número de medio de personas a las que contagia cada infectado". Es decir: una persona con sarampión, contagia de media a 15 personas. Y, esas 15 personas, contagiarán de media a otras 15 personas cada una. Como podéis ver, el brote crecería de forma rapidísima.

Un sencillo cálculo matemático determina que la inmunidad de rebaño es 1-1/R0.

En nuestra tabla, vamos a añadir otra columna con el porcentaje necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño en cada caso:

Una vez tengamos al 93% de la población completamente inmune frente al sarampión, aunque una persona esté contagiada, es casi imposible que comience un brote.

¿Cuál es la inmunidad de rebaño para el coronavirus?

Durante la pandemia se han manejado diferentes números para describir la contagiosidad del virus.

Para el virus original se estima el R0 alrededor de 2, para la variante delta de 5 y la ómicron de 7.

Pero, y aquí viene lo importante, el número R0 sólo es una aproximación. Porque dependiendo de las medidas de distanciamiento social, ese número también puede bajar. En el caso extremo, si alguien se contagia y se va a vivir sólo a las montañas, entonces no podría contagiar a nadie más y su R0 sería igual a cero.

No todas las inmunidades son iguales

Hay otro límite para la hipótesis de la inmunidad de rebaño. Hemos supuesto desde el principio que cuando alguien es inmune, lo es completamente y no puede contagiarse.

Pero también podría ocurrir que la enfermedad genere una inmunidad relativa: por ejemplo, que la gente vacunada sí que pueda contagiarse y contagiar a otros, aunque gracias a la vacunación no desarrolle la enfermedad grave.

Podríamos no alcanzar nunca la inmunidad de rebaño

Eso parece estar sucediendo con el coronavirus: las vacunas son extremadamente efectivas para evitar la hospitalización o la muerte, pero no están evitando frenar los contagios. En ese caso no alcanzaremos nunca la inmunidad de rebaño.

Para otras enfermedades sí que lo habíamos conseguido: el virus de la viruela fue erradicado del planeta gracias a una campaña de vacunación global. Ya no existe.

El coronavirus parece que ha llegado para quedarse y convertirse en algo endémico, como los virus de la gripe o los que provocan los resfriados. Seguirá circulando de forma continua por las poblaciones humanas y las vacunas evitarán que la inmensa mayoría de la gente enferme gravemente, pero no que los broten se disparen de forma esporádica.