A ojo

START

Hay que ver las cosas que se les ocurren a los dueños del mundo para matar el tiempo. Resulta así que el Senado norteamericano acaba de aprobar por amplia mayoría la ratificación del START –Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, por sus siglas en inglés– firmado hace diez meses por los gobiernos de Rusia y los Estados Unidos. Y el presidente Barack Obama saltó a los micrófonos a decir que estaba muy contento porque esa ratificación era su "principal prioridad sobre seguridad nacional para este período del Congreso", y haberla logrado "le envía un potente mensaje al mundo".
Y se queda uno pensativo, vagamente asombrado al comprobar una vez más cómo las "prioridades" y los "mensajes" de los gobernantes suelen ser completas tonterías. En efecto: el nuevo START, que sustituye al firmado en Moscú en el año 2002, no cambia absolutamente nada en el equilibrio estratégico del planeta. Este sigue reposando sobre el principio del terror que lo ha regido por más de medio siglo: el MAD, cuyas siglas en inglés quieren decir Destrucción Mutua Asegurada, y como palabra se traduce escuetamente como "loco". El START no le pone ninguna camisa de fuerza a esa locura: se limita a recortar en un 30% el armamento atómico de Rusia y Estados Unidos, dejándoles a cada cual 1.550 ojivas nucleares como máximo, las cuales bastan y sobran para volatilizar a la humanidad entera. Puede a lo sumo tener un efecto marginal en el recorte del rubro de gastos militares de los dos países, que buena falta les haría a ambos. Pero probablemente ni siquiera eso, porque las dos partes anuncian que la reducción cuantitativa va acompañada de una modernización y un mejoramiento cualitativo del arsenal nuclear.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que se trata solamente de un acuerdo bilateral, que no afecta a los demás países dueños de armas atómicas –más de media docena ya, y su número crece año tras año–; los cuales, por el contrario, fabrican más y más a brazo partido. O, en algunos casos –el del Reino Unido, por ejemplo–, les compran a los dos grandes las ojivas ahora sobrantes. En cierto modo, se trata de un simple reciclaje. Si la sigla START en inglés significa Tratado de Reducción de Armas Estrategicas, es mejor tomar sólo el sentido de la palabra "start": comienzo. El desarme sigue en pañales.
Para terminar –o para seguir empezando– , el tratado no ha sido todavía ratificado por la Duma rusa, que ha prometido estudiarlo el año que viene.
Se siente uno obligado a añadir, supersticiosamente: si Dios quiere.

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