A ojo

La coca

Hace dos años el presidente de Bolivia, Evo Morales, propuso a las Naciones Unidas la re-legalización del mambeo de la hoja de coca, que consiste en masticarla, y del cultivo de la planta para usos tradicionales y medicinales. Así lo vienen haciendo los indios de los Andes, aymaras, quechuas, chibchas, desde hace varios milenios.
Hace 50 años, cuando se firmó la Convención Única de Estupefacientes en 1961, la ONU estuvo de acuerdo en reconocer que el cultivo de la coca era una tradición andina tan saludable y, en consecuencia, respetable como puede serlo, por ejemplo, la tradición mediterránea del cultivo de la vid. Y por eso dio a los pueblos indígenas de los altiplanos y las serranías de América del Sur un período de gracia de 25 años para empezar a acatar la prohibición firmada por sus gobernantes blancos. Han pasado ya 50 años desde entonces. En Bolivia gobierna, por primera vez desde la Conquista española, un gobernante indio, que es el propio Evo. Pero, sobre todo, ha ocurrido un fenómeno que no estaba previsto a mediados del siglo pasado: el consumo masivo de las drogas prohibidas por la ley, debido, en gran medida, precisamente a eso: a que están prohibidas por la ley. Y entre tales drogas destaca la cocaína, que se extrae de la coca con ayuda del permanganato potásico.

Para modificar esa ley –en este caso, la Convención Única– es necesaria la unanimidad de los estados firmantes. En un primer momento se opusieron seis. Estados Unidos, como era previsible, y en su cauda Reino Unido, Suecia, Egipto y Macedonia. Y Colombia: esta última por la inercia de su tradicional obediencia a los dictados de Washington, puesto que también muchos indios colombianos mambean hoja de coca. Pero el nuevo presidente colombiano, Juan Manuel Santos, retiró pronto la objeción, tal vez porque cayó en la cuenta de que entre ellos figuran los arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta, ante quienes, en un alarde de demagogia indigenista, había ido él a reiterar el juramento de su cargo prometiendo respetar las tradiciones de quienes se llaman a sí mismos "los hermanos mayores", pues estaban en América desde antes de que llegaran los blancos. Luego retiraron también sus reparos Egipto y Macedonia, por sus propias razones. Los otros tres se mantienen firmes, con el argumento de que "hoja de coca quiere decir cocaína".
Un argumento más bien racista, dado que en esos tres países se produce sin prohibición alguna el permanganato potásico. Y se exporta.

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