Españolizar. ¡Qué horrible palabra! Suena a caramelizar, untar, barnizar, darle una mano de pintura a lo que en esencia y decisión no es español. El ministro Wert dice que a los niños catalanes hay que españolizarlos, a través de la educación. Justo cuando lo que hay que hacer es desespañolizar a todos los niños de España, que además van camino de imitadores de USA. Wert y sus correligionarios son los que luego alardean del orgullo de ser español. ¡Menuda sandez! ¿Ser español para qué? ¿Cuándo el mundo progresa hacia una cultura universal e integradora? Amén también de la falsedad o torpeza de lo dicho: probablemente todo alumno catalán habla español mejor que el que mejor lo hable de la totalidad de niños de España. Ni españolizar ni catalanizar.

Para dar carácter de español, una de las definiciones. Más horror. ¿Pero qué extraño mérito tiene ser español? ¿No tiene un tinte medieval y retrógrado esa defensa? ¿Qué de bueno y salvable se contiene en el carácter español? ¿Las tradiciones nefastas salvo excepciones, las corridas sangrientas con su maltrato animal, que esos biempensantes han elevado a patrimonio cultural?, ¿la envidia?, ¿el secular fanatismo religioso, las rijosas fiestas populares, la música garbancera, el culto a la muerte, la separación y temor de sexos, la ordinariez, el miedo al padre que ejerce implacable su autoritarismo qué él y el Estado le han concedido, la ignorancia, imbuirles de los usos, costumbres y disposiciones legales más cercenadores, educarlos para ser continuadores de nuestras eternas esencias? Presumir de ser español es la apoteosis de la inmadurez humana. ¡Y encima andar a palos, agravios y disfunciones!

Por la cuenta que les trae buen cuidado tendrán los catalanes de que sus hijos conozcan la lengua del Estado. Ni las revoluciones ni las independencias se consiguen con las armas del idioma.

Españolizar a alguien es como vacunarle contra el progreso, inocularles siglos de hipocresía histórica, hacer que tornen más rápidamente los segadores. Rajoy se precipitó por la tarde a confirmar lo dicho por Wert y sentenciar que ‘quiere que todo el mundo se sienta orgulloso de ser español y catalán’. Son maestros en el arte de crear y potenciar independentismos. Cuando ya nadie sensato presume de su nacionalidad, por mucho juego olímpico que se celebre. La nacionalidad es un accidente geográfico de nacimiento. Me aburre ser ontológicamente español, y me aburriría igualmente ser vasco o catalán como meta de mi vida. Aunque por supuesto respeto que cada uno sea lo que quiera, sin que lo caramelicen. Eso es la libertad, eso es la democracia.

(En consideración a las muchas tertulias televisivas compartidas con él, no contestaré a lo dicho por el señor Wert a última hora sobre que ‘ve problemas mentales en quien se ofendió con sus palabras’.)

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Gota TERRORÍFICA: "El Presidente hará ‘cualquier cosa’ que sea necesaria para lograr cumplir el objetivo de déficit", señalan fidedignas fuentes del Partido. ¿Qué será ‘cualquier cosa’, qué nuevo cuadro de tortura les espera a 47 millones de españoles que sumisos aceptan los caprichos, delirios y desmanes de un dictador de papel? ¿Alguno de ustedes se atreve a vaticinar en qué consistirán esas ‘cualquier cosa’?

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Gota ECONÓMICA: ¿Alguien es capaz de explicarnos de modo claro y conciso qué consecuencias traería que la prima de riesgo suba hasta los 750 puntos, como pronostica el Fondo Monetario Internacional?