Monstruos Perfectos

Felicitaciones navideñas

Pero a ver, ¿a quién felicitan las Navidades los Reyes, las Infantas y los Príncipes? ¿Por qué llevamos dos años burlándonos de los fotomontajes zarzueleros navideños en lugar de lamentar que ninguno de ellos haya llegado al buzón de nuestra casa? ¿Por qué si Isidoro Álvarez de El Corte Inglés se acuerda siempre de mi cumpleaños y me felicita las Pascuas, la Familia Real no hace lo propio y tiene el mismo detalle? ¿No es de un mal gusto execrable que nos enteremos por otros (Internet, periódicos, revistas y televisiones) de que los Borbones se hacen fotos en comandita o cada uno por su lado y las retocan para enviarlas como tarjetas navideñas a gente que no somos nosotros? ¿O que las infantas de España envían tarjetones trilingües manuscritos con todo su afecto y su corazón? Si Hacienda somos todos, ¿por qué la Casa Real no nos felicita a todos? ¿Qué les cuesta? Hablo completamente en serio. Es más, estoy totalmente convencido de que si el año que viene los reyes, sus hijos y sus nietos se hicieran una foto –o la montaran, lo mismo daría– los íbamos a criticar muchísimo menos. Porque en tal caso ya no estaríamos hablando de esa felicitación elitista que envían a no sabemos muy bien quién y nos enseñan los medios; estaríamos hablando de nuestra propia tarjeta de Navidad, la que tendríamos encima de la chimenea, en el taquillón de entrada o al lado del árbol. Y podrá ser un poco cutre, sí, pero lo importante es el detalle. ¿O no?

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