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Pensamiento cuantitativo

EL JUEGO DE LA CIENCIA // CARLO FRABETTI

Cuando hace unos años se puso en marcha la campaña "Póntelo, pónselo" la derechona contraatacó de la única forma en que podía hacerlo: mediante dogmas y falacias (valga la redundancia), y en un memorable debate televisivo sobre el tema, una dama del Opus Dei esgrimió el argumento de que el preservativo no elimina por completo el riesgo de transmisión del sida.

¿Es eso cierto? Por supuesto. Nada, ni siquiera la abstinencia sexual reduce a cero el riesgo de contraer el VIH. Al doblar una esquina, tropiezas con un seropositivo, os hacéis unos rasguños, esas microheridas entran en contacto... Existe una probabilidad distinta de cero (no mucho menor que la de contraer el sida con un uso correcto del preservativo) de que al ir por la calle nos caiga algo contundente en la cabeza; pero si una madre prohibiera salir a su hijo para salvarlo de los meteoritos, seguramente la tacharíamos de sobreprotectora. No sirve de nada hablar de riesgo si no se cuantifica.

¿Es mejor la calidad que la cantidad? Es preferible tener un buen amigo que diez malos; pero en otros muchos casos y

sentidos, lo cuantitativo supone un avance sobre lo cualitativo. Decir de alguien que es alto no es decir gran cosa; decir que mide uno noventa es dar una información mucho más precisa, que permite comprarle un traje a esa persona o encargar su ataúd. No en vano, dijo Galileo Galilei, el padre de la ciencia moderna, que hay que medir todo lo que es medible y hacer medible lo que no lo es.

En un reciente artículo titulado Esa cosa llamada cine español, David Trueba intentaba convencernos de las bondades de esa cosa; pero sus argumentos eran tan poco consistentes que le hacían un flaco favor a la causa. Afirmaba Trueba que no se puede decir que el cine español sea malo porque haya películas españolas malas, lo cual es cierto; lástima que el argumento sea igualmente válido a la inversa: no se puede decir que el cine español sea bueno porque haya buenas películas españolas. Si no cuantificamos, no estamos diciendo nada.

Otro típico error, relacionado con el anterior (puesto que medir es comparar), es la comparación falaz. Decía Trueba:
"Exigirle al cine español que no haga películas malas es como exigirle a los hospitales que no haya muertos". Pues no, no es lo mismo, ni parecido. En los hospitales, se producen muchas muertes inevitables y respecto a las evitables, hay que exigir, por supuesto, que no se produzcan. ¿Ha olvidado Trueba este pequeño detalle o está sugiriendo que hay malas películas
inevitables?.

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