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Contra el agotamiento

CIENCIA DE PEGA // MIGUEL ÁNGEL SABADELL

No hay nada mejor para mejorar esta vida nuestra tan alocada y estresada que tomarnos nuestra buena dosis de ginseng, jalea real y otros productos naturales. Y uno se imagina que va directamente a la colmena o al huerto a hacerse con alguno de esos productos, que no tienen nada de química. ¡Alto! En mi herbolario habitual no me están vendiendo un tarro de miel ni un trozo de planta, sino pastillas y ampollas. No me hagan mucho caso, pero creo que las abejas no hacen pastillas ni las ampollas crecen en los campos. Al parecer de muchos, el trasiego desde los productos originales al preparado de la parafarmacia no conlleva ningún proceso químico. Ilusos. Y si al menos estuviera demostrado que funcionan.

Uno puede encontrar, en la publicidad sobre los productos que contienen ginseng, referencias a estudios científicos que apoyan su uso para salir con las pilas puestas de casa y no cansarse nunca. Uno es el publicado en 2002 en The Annals of Pharmacotherapy, donde se estudiaba el efecto sobre la calidad de vida del Panax ginseng o ginseng asiático. El resultado era que la ingesta diaria de 200 mg potenciaba ligeramente "algunos aspectos mentales y de funcionamiento social". Pero tiene una pega: esas pequeñas mejoras desaparecen con su uso continuado.

Lo cierto es que "la mayoría de los estudios clínicos que han investigado el valor del Panax ginseng en la mejora del rendimiento físico no han mostrado ningún efecto clínico", dice la Asociación de Médicos de Familia estadounidense. Las revisiones de los estudios realizados sobre el tema dicen lo mismo. La publicada en Sports Medicine en 2000 concluía que ninguno ha podido demostrar que realmente sirva para combatir la fatiga en seres humanos. Otra realizada en 1999 por el Departamento de Medicinas Complementarias de la Universidad de Exeter –al que supongo no se le podrá acusar de anti-hierbas– decía que "el extracto de la raíz de ginseng no ha demostrado su eficacia más allá de la duda razonable".

La jalea real sigue por el mismo camino... o aún peor. La única investigación seria publicada a favor de su efecto antifatiga fue realizada por japoneses en ratones. Lo bueno es que el resultado positivo lo achacaban al uso de jalea real... fresca, es decir, nada de pastillitas ni bebedizos, sino almacenada a
-20ºC justo después de ser recolectada.

Con todo esto, la palabra de Jimmy Jiménez Arnau no vale un pimiento.

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