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La ciega que vio la bomba

CIENCIA DE PEGA // MIGUEL ÁNGEL SABADELL

En 1945 Georgia Green era una jovencita de 18 años que había nacido en la pequeña población de Socorro, a poco menos de 100 kilómetros al sur de Albuquerque (EEUU). Desde niña solo tenía visión en un ojo, pero con siete años tuvo la mala suerte de darse un golpe con el frigorífico que dañó irreversiblemente su ojo sano y quedó ciega. Georgia era resolutiva y no por perder la visión iba a abandonarse. Estudió música durante dos años y después marchó a Albuquerque para ir a la Universidad de Nuevo México.

Fue exactamente el el 16 de julio, a las 5 horas 29 minutos y 45 segundos de la mañana (Mountain War Time), cuando el cielo en dirección este se iluminó como si fuera de día. Fue entonces cuando Georgia, que viajaba en coche para volver a casa, pronunció la frase que la hizo famosa: "¿Qué es eso?". La primera bomba atómica había estallado en Trinity Site, a 65 kilómetros de donde se encontraban. Los Green pararon el coche y se quedaron mirando el extraño fenómeno.

Esta es la historia que de manera recurrente ha ido apareciendo cada vez que se ha recordado la prueba de Nuevo México. Y, como suele ocurrir con las buenas historias, se ha ido agrandando con el paso del tiempo: Georgia vio la explosión desde 150 kilómetros.

En 1989 Rolf Sinclair viajó a Socorro para visitar a la hermana de Georgia, Elisabeth. Ella había muerto unos años antes. Según le contó, su hermana era ciega en el sentido de que no podía distinguir nada excepto la luz y la oscuridad y que el día de la explosión, cuando se pararon para ver la luz, ayudaron a Georgia "para que pudiera mirar al destello". No hay que añadir que semejante declaración echa por tierra todas esas historias donde se habla de una chica totalmente ciega vio la explosión.

Esto nos lleva a una de las posibles causas que explican la persistencia de esta historia, que ya ha adquirido el rango de leyenda urbana. A pesar de que llevamos más de medio siglo conviviendo con armas nucleares, las seguimos viendo como algo totalmente extraño. No hace falta recordar el jugo que han sacado los guionistas de Hollywood a las pruebas nucleares. Y no es raro que muchos crean que la emisión de luz liberada en una explosión nuclear es diferente a la que nos ilumina todos los días (y a pesar que el motor del Sol sea una reacción nuclear). Pero la luz es luz, independientemente del origen que tenga.

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