Los expertos insisten en que el "acelerado ritmo de vida moderno" es malo para nuestra salud, cuesta demasiado dinero y produce un exceso de residuos y contaminación, nada bueno para el planeta. Sería buena cosa reducirlo, para ir a un ritmo más tranquilo, agradable y sostenible. ¿Cómo hacerlo? Aquí se pueden ver unas cuantas técnicas de eficacia probada.
Reducir los electrodomésticos a los imprescindibles (frigorífico y lavadora)
Vamos a hablar del lavavajillas, claro. Es el mejor ejemplo de máquina que no solo no ahorra tiempo, sino que lo añade. Resulta que los minutos que dedicamos a organizar la vajilla para que sea procesada por la máquina equivalen al tiempo que pasaríamos fregando los cacharros a mano. Sin contar el tiempo dedicado al mantenimiento, a comprar detergentes especiales, averías, etc. Hay muchos más ejemplos de electrodomésticos que roban tiempo, que van desde el exprimelimones eléctrico hasta la mítica licuadora.
Llevar a los niños al colegio del barrio
El comprensible interés de los padres de buscar el mejor centro educativo para sus hijos obliga a miles de desplazamientos kilométricos innecesarios y a un estrés familiar considerable. Pero, a no ser que el colegio sea de élite de verdad (algún Gordonstoun en la costa escocesa, por ejemplo) en general no existe tanta diferencia educacional como para no considerar como la mejor opción los colegios e institutos del barrio. Normalmente hay varios donde elegir.
Usar el transporte público para los viajes cotidianos
Sí, han leído bien. El transporte público nos da más tiempo. Por dos razones principales. Por un lado, el lapso que pasamos en el vehículo de transporte público (salvo condiciones de hacinamiento incompatibles con la comodidad, que a veces se dan) es tiempo nuestro, que podemos dedicar a lo que queramos. Mientras que conducir un coche es un trabajo que no se puede hacer distraído. Por otro lado, existe una falacia muy extendida en el cálculo del tiempo de desplazamiento: tendemos a alargar el tiempo que pasamos en el metro o el autobús y a acortar el tiempo de uso del vehículo privado. Por ejemplo, mucha gente no cuenta el tiempo de atascos o de llevar el coche al aparcamiento y caminar luego hasta el puesto de trabajo.
Practicar la cocina que se hace sola
La cocina que se hace sola es más antigua que la tos. Es la manera que tenía la gente trabajadora con poco tiempo de alimentarse bien. Como mínimo, consiste en hacer sabrosos bocadillos de mucho alimento, como el balik ekmek (bocata de pescado) turco. A partir de ahí, hay mucho repertorio de guisos y platos de los de aderezar, colocar al fuego y olvidar. La tecnología moderna también ayuda, la batidora / picadora es el cuarto electrodoméstico imprescindible y nos permite hacer platos ultrarrápidos, como gazpachos y humuses.
Automatizar el armario de la ropa
Este truco solo se puede poner en práctica si no le das mucha importancia a la ropa que llevas, aparte de que esté limpia y no se caiga a jirones. Consiste en tirar todo el contenido del armario ropero (enviándolo a cualquier tienda de ropa de segunda mano o donando) excepto el número exacto de piezas que necesitas. El ahorro de tiempo y de dinero es enorme.
Comprimir el tiempo de limpieza y simplificarla
El tiempo que se dedica a la limpieza se puede reducir mucho siguiendo algunas técnicas sencillas: no obsesionarse con el brillo de suelos y azulejos, basta con que estén limpios; barrer es más rápido y eficaz que usar el aspirador; no es necesario desinfectar ninguna superficie como si fuera un quirófano, no hace falta usar insecticidas agresivos (basta con retirar los restos de comida), etc.
Eliminar tareas, tal cual
El mejor ejemplo de actividad inútil es planchar la ropa, pero hay algunas más: programar el robot de limpieza, emparejar y doblar cuidadosamente hasta el último calcetín, secar los platos, preparar comida especial para los niños, etc.
Organizarte, pero sin exagerar
Independientemente de los trucos que se pueden poner en práctica en cualquier momento, un poco de orden y concierto es de gran ayuda para ahorrar mucho tiempo. Por ejemplo, dedicar un par de horas a la semana a cocinar los platos que comerás el resto de la semana (más conocido como batch cooking, "cocinar por lotes"). O dedicar un espacio de tiempo fijo a la semana para la limpieza. O tener la casa medianamente ordenada, sin necesidad de hacer senderos entre los objetos amontonados sobre el suelo. Ir más allá, con cuidadosas planificaciones de tareas y tiempo libre, puede terminar dando más trabajo del que quita. ¡Hazlo easy!
Photo by Jessica Favaro on Unsplash
Comentarios
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