Según una queja habitual, el desenfrenado ritmo de vida actual no nos deja tiempo para nada. Y eso que tenemos infinidad de aparatos domésticos que nos hacen la vida más fácil, no hay más que pensar en la lavadora y el frigorífico. Pero hay muchos otros elementos del ecosistema doméstico que no son más que un engorro: nos quitan tiempo y nos cuestan dinero. Vamos a ver cómo deshacernos de 25 cosas que no necesitamos.
Ambienta la casa abriendo las ventanas
Los ambientadores pueden costar de 2 a 8 euros, según si son velas, palillos aromatizadores o artefactos eléctricos. En este último caso hay que contar el gasto de los recambios, así como el tiempo que dedicas a comprarlos, instalarlos, colocar los recambios, etc. Los ambientadores hacen que muchas sustancias (algunas no son nada recomendables) floten en el aire de tu casa. Es preferible abrir las ventanas o, en todo caso, utilizar tiestos con plantas aromáticas.
No necesitas esterilizar tu casa para tener un hogar sano
La amplia gama de detergentes, jabones, bayetas y otros productos bactericidas añaden un significativo gasto extra a la compra cotidiana. El agua corriente y una limpieza regular bastan para asegurar una casa sana. Ni la cocina ni el cuarto de baño son quirófanos que deban ser esterilizados.
Deja de preocuparte por el brillo de suelos, muebles o vajilla
Tanto si el producto que proporciona el brillo se vende por separado como si está incorporado en otro, es un gasto extra de dinero. Por ejemplo, el litro de abrillantador para lavavajillas sale por unos 6 €/litro. Además, un acabado perfecto y brillante lleva su tiempo, que puedes dedicar a tareas más interesantes. Desde el punto de vista de la salud, ten en cuenta que algunos productos abrillantadores contienen compuestos tóxicos, irritantes de la piel.
Limpia los cristales con agua y un poco de ejercicio
Los limpiacristales cuestan hasta 7 euros el litro, dinero que te ahorras. Además, se tarda el mismo tiempo en limpiar vidrios con y sin limpiacristales. Una técnica simple es utilizar una bayeta húmeda y luego repasar con papel de cocina o de periódico. Y ten en cuenta que muchos limpiacristales contienen compuestos irritantes de la piel.
Mejor una limpieza regular sencilla que una limpieza heroica y esporádica
Los desengrasantes enérgicos cuestan un dinero, comparados con el jabón y estropajo corriente. Y perseguir hasta la última partícula de grasa incrustada en la pared de la cocina lleva su tiempo.
El WC no es un diabólico pozo de bacterias
Hay toda clase de extraños productos, líquidos, en spray e incluso para colgar en su interior, destinados a esterilizar y desinfectar el WC. Esa tarea es inútil, simplemente una limpieza regular con jabón corriente basta para asegurar la salubridad del inodoro. Además, evitas usar productos químicos potencialmente tóxicos.
Los dermatólogos recomiendan jabón corriente, no gel de ducha
El gel de baño es un invento comercial genial, que consiste en embutir en un recipiente de plástico un detergente dopado con conservantes y otros químicos potencialmente irritantes de la piel, junto con agua. El resultado se vende a precios que van de 3 a 15 €/litro. Una ducha diaria es buena cosa, pero tomarla con gel de baño en abundancia puede ser perjudicial para la piel. Usando jabón corriente ahorras mucho dinero.
No necesitas champú, necesitas un masaje
Resulta que champú es una palabra hindi (campi, "masaje") que llegó al español a través del inglés shampoo. Hay cientos de referencias de champús en cualquier supermercado, con precios que van de 5 a 80 €/litro. El champú no solamente es inútil, sino que puede ser perjudicial por la cantidad de sustancias químicas potencialmente deletéreas que contiene (por ejemplo, disodio;2-[2-[carboxilatometilo(carboximetilo)amino]etil-(carboximethilo)amino]acetato).
Ahorra tiempo y dinero dejando de usar suavizante para la ropa
Por si no fuera bastante caro el detergente habitual, el suavizante le añade un coste significativo (de 2 a 4 euros el litro). Los suavizantes contienen el habitual cóctel de productos químicos potencialmente tóxicos.
Evita la complicación de perfumar la ropa
Dentro de la increíble complicación del ecosistema doméstico moderno destacan los productos para perfumar la ropa, que no son baratos y contienen la mezcla química potencialmente peligrosa habitual.
NOTA: en una extraña vuelta de tuerca, se venden ambientadores eléctricos que supuestamente expanden por toda la casa un perfume a "Ropa Limpia", no se dice si perfumada o sin perfumar.
Lavar los cacharros a mano es igual de rápido y desde luego más barato
El lavavajillas supone un gasto considerable; en la propia máquina, la electricidad que consume (mucha, porque el lavavajillas necesita agua muy caliente para funcionar) y los detergentes y accesorios especiales. Tal vez suponga un ligero ahorro de agua, que queda más que compensado por el exceso de gasto general. Encuestas recientes han mostrado que usar el lavavajillas ahorra mucho tiempo de lavado, pero consume mucho más de preparación de los cacharros que el lavado a mano. Así que en conjunto apenas ahorra tiempo.
Aparte de su papel como mascotas electrónicas, los robots de limpieza no sirven de mucho
Secar la ropa al sol es más fácil y sano
Una secadora de ropa puede costar entre 400 y 700 euros. A no ser que vivas en el clima más lluvioso del mundo, tiene poca utilidad. Secar la ropa al aire tiene una ventaja adicional: si necesitas una limpieza a fondo y desinfectante, lo conseguirás exponiéndola a los rayos directos del sol.
Caro, ruidoso y engorroso: el aspirador
La ventaja económica de no tener aspirador es evidente, si tenemos en cuenta que el rango de precios de estos aparatos va de unos 50 a unos 500 euros. Sin olvidar el ahorro en consumibles (como las bolsas para retener la suciedad) que necesitan algunos modelos. Por cierto, son aparatos que consumen electricidad en cantidad no deseable. Los aspiradores de cable son muy incómodos de usar, y los de batería tienen una duración limitada. El ahorro de tiempo que supone utilizar una simple escoba o cepillo para barrer el suelo es enorme.
Hay otras maneras de disfrutar de comida baja en grasa que usar una freidora de aire
Las freidoras sin aceite o de aire prometen alimentos crujientes y sabrosos, es decir fritos, usando muy poco aceite. Son relativamente caras y funcionan lanzando chorros de aire a alta temperatura hacia el alimento a procesar, lo que implica un sistema paralelo de refrigeración. Todo es bastante lioso, sin hablar de la limpieza del aparato, y no consigue resultados significativamente mejores de los que se pueden conseguir con una sartén y un poco de AOVE.
Un clásico de la complicación doméstica: el horno de microondas
El microondas pasó de cero a cien (en porcentaje de presencia en las cocinas) en pocos años. Como aparato para cocinar es un desastre, basta decir que no sirve para hacer tortilla de patatas ni cocido madrileño. Los alimentos salen del microondas con una textura pastosa y un color tirando a grisáceo. No obstante, se usa bastante para descongelar alimentos y para calentar el café cuando se ha quedado frío. Resulta caro (entre 50 y 100 euros) para tan limitadas prestaciones. Algunos usuarios estiman el supuesto ahorro de tiempo que supone cocinar en microondas.
Si tienes una sartén, no necesitas una freidora
Las freidoras son artefactos relativamente baratos (hay amplia oferta por menos de 75 euros). El verdadero gasto es el que hace de comida "prefrita", como las patatas ídem o los palitos de pescado. Este tipo de comida va indisolublemente unida a la freidora. Un uso abundante de la freidora indica una dieta completamente insostenible, a base de productos ultraprocesados listos para freír completamente insanos.
Cafetera de cápsulas: un capricho caro y contaminante
Las cafeteras de cápsulas no son muy caras (unos 50 euros) pero el verdadero gasto está en los consumibles. Cada cápsula, es decir cada taza de café, sale por 50 cts, lo que implica un gasto anual de 200 euros por persona a poco que te guste el café. Este artefacto tiene como punto fuerte que ahorra tiempo en comparación con usar una cafetera italiana. Pero no ahorra nada en comparación con usar un café instantáneo de calidad. Además, estos aparatos deben ser limpiados en profundidad y descalcificados regularmente. Un punto importante de las cafeteras de cápsulas es que producen gran cantidad de residuos, pues cada dosis va empaquetada en un pequeño receptáculo de plástico y aluminio, que terminará en la basura.
Robot de cocina: lástima, no hace croquetas
Un robot de cocina puede ser muy útil en un restaurante, donde están todo el día fabricando salsa bechamel o haciendo masa de croquetas. En una cocina privada no sirve para mucho, pues consiste simplemente en un vaso triturador que además permite cocer los alimentos. Es decir, no hace croquetas ni empanadillas, solamente facilita elaborar el relleno de las mismas. Su precio puede ser astronómico (hasta 1.000 euros) y últimamente se han sofisticado mucho, incluyendo elaborados gadgets electrónicos.
La licuadora, el gran clásico del electrodoméstico de un solo uso
Por unos 100 euros se puede comprar una licuadora de calidad. Tras colocar trozos de fruta y verdura en el aparato, vemos como salen listos para beber por el grifo correspondiente, repletos de vitaminas, etc. El problema es que limpiar después el filtro de la máquina puede llevar un largo rato. Pocas licuadoras se usan otra vez después de la primera y penosa experiencia. Como en el caso del exprimidor eléctrico, en general es mejor comer la fruta entera que convertirla en zumo.
La sandwichera: más adecuada para un bar que para una cocina
La sandwichera es una pequeña plancha eléctrica que se cierra sobre sí misma y que permite hacer emparedados de jamón y queso fundido. No se le conoce otra utilidad. Tiene un precio entre los 10 y los 60 euros.
Solo para el pan de molde: la tostadora
La tostadora clásica es tan americana como el pastel de manzana, y necesita pan cortado en rebanadas finas, de molde. Se supone que el pan sale tostado y crujiente del aparato, listo para embadurnarlo de mantequilla y mermelada. Es un pequeño electrodoméstico relativamente barato. El pan de molde, con pocas excepciones, es un alimento ultraprocesado hecho a base de harina refinada con azúcar, aceite y muchos aditivos. No mejora nada tras su paso por la tostadora.
No es tan difícil es exprimir una naranja a mano
El exprimidor eléctrico es un cacharro barato (de 15 a 30 euros) y bastante absurdo. Permite presionar la mitad de una naranja contra el eje rotatorio del aparato, sin realizar ningún movimiento de giro con la muñeca. En general, es mejor pelar la naranja y comerse los gajos tal cual que exprimir el zumo.
Abrelatas eléctrico: útil con las grandes latas de espárragos de Navidad
El abrelatas eléctrico es un artilugio no muy caro que cada vez es más inútil, no por un prurito ecologista, sino porque las latas ese conservas son cada vez "abrefácil", y no hay más que tirar de una lengüeta para llegar a su contenido.
Photo by Kelly Sikkema on Unsplash
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