Las remesas en el siglo XVIII

por Alejandro Salamanca

En 1747, la fragata de bandera holandesa Agata Galera fue contratada por un grupo de comerciantes de Sanlúcar de Barrameda para cruzar el Atlántico rumbo a La Habana y Veracruz. A bordo viajaban numerosas cartas a cargo del maestre del barco, que entre muchas otras cosas, tenía la tarea de entregárselas a sus destinatarios. Por desgracia para las partes implicadas y por fortuna para los historiadores de tres siglos después, ninguna de las cartas llegó a su destino, pues la Agata fue capturada en su viaje de vuelta por un escuadrón de corsarios ingleses. Todos los documentos que se encontraban a bordo del barco fueron confiscados, ya que podían constituir pruebas judiciales. Los documentos permanecieron almacenados durante siglos, una circunstancia excepcional que nos permite poder leerlas en la actualidad.

En este artículo veremos dos de estas cartas inéditas, remitidas por Joaquín Ruiz de España, un agente comercial de la compañía sanluqueña de vinos que se había trasladado a Veracruz a finales de 1746 junto con su hijo de dieciséis años, Joaquín.

En el siglo XVIII la migración entre España y sus posesiones americanas estaba rígidamente reglada, aunque obviamente también había quien se las apañaba para "pasar a Indias" irregularmente. Quienes quisieran trasladarse a las Américas de forma legal debían conseguir una licencia de pasajero. En el Archivo de Indias podemos encontrar la licencia de pasajero de Juan, que contaba con la autorización expresa y ante notario de su esposa, Ángela Vallejo, para establecerse en Nueva España durante un periodo de cuatro años, un requisito indispensable para todo hombre casado que quisiera pasar una temporada larga al otro lado del océano. 

La primera carta, escrita apresuradamente, contiene principalmente indicaciones sobre las distintas maneras en las que Juan intentaba enviar dinero a casa. Las remesas, nombre que damos al dinero que muchos migrantes mandan a sus familias, han existido siempre. En un periodo turbulento como la década de 1740, era necesario encontrar formas de dividir las remesas para asegurarse de que, en caso de captura o hundimiento de los barcos que transportaban el dinero, algo llegase a casa. 

La segunda carta, redactada con algo más de tiempo un día después, vuelve a explicar lo mismo. Como vemos en ambas, Juan Ruiz estaba particularmente orgulloso de que su hijo se gastase su primer sueldo en enviar regalos a su familia. Como podemos leer, éstas no eran las únicas cartas que Juan envió a su mujer; algunas de ellas iban a bordo de otro barco llamado el Loreto. Ángela debía localizar al contramaestre de dicho barco cuando llegase al puerto para poder recoger el dinero y las otras cartas.

Los documentos se encuentran la sección de capturas navales del Tribunal de Almirantazgo de los Archivos Nacionales británicos. Esta sección está siendo digitalizada y catalogada por el proyecto Prize Papers, que está sacando a la luz muchas fuentes primarias únicas.

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Ángela, otra te tengo escrita con Don Joseph Rozado, y estos renglones son por duplicado con Don Juan de Rosas previniéndote que el dicho lleva dos doblones de a 20 pesos, los que le manda Joaquín a su hermana para que haga un vestido, y lo que le faltare que se supla con los cien pesos que remito yo con Don Joseph Humana, capitán y piloto del navío El Loreto; y a ti te manda tu hijo 12 pesos fuertes con el contramaestre de dicho Loreto, y juntamente carta también lleva Don Juan de Rosas una pieza de zaraza [tela estampada] de ocho varas que discurro podrán salir dos pares de enaguas. Esta la manda Joaquín, que ya es hombre que sabe ganar dineros con su trabajo; no es poco el que yo tengo, pues no sé como vivo. Dios me asista y te guarde muchos años. A mi querida hija mis memorias y de parte de su hermano.

Veracruz, 17 de agosto de 1747

Quien te estima,

Juan Ruiz de España

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Ángela, ya te tengo escritas tres con esta, dándote aviso cómo quedamos buenos Joaquín y yo, y en todas te digo como te mando con Don Joseph Humana, capitán y piloto del navío El Loreto cien pesos en cinco doblones de a veinte pesos cada uno; y asimismo te digo como Don Juan de Rosas lleva veinte pesos en dos doblones, y también lleva el dicho don Juan una pieza de zaraza  de a ocho varas que discurro saldrán de ella dos cortes de enaguas,  y los dos doblones con la pieza de zaraza lo manda Joaquín para su hermana para que haga un vestido y que en su nombre se lo ponga, pues ha querido tener el gusto por ser el primer dinero que gana con su sudor quiere y ha querido emplearlo en su hermana, y así puedes valerte de Don Bernardo o de Don Joseph Esquibel para el género de dicho vestido, que lo tendré a bien en que sea de buen género y buen gusto aunque cueste cien pesos dicho vestido, el que se puede comprar en Cádiz de mano de los sujetos referidos.

También te noticio cómo con el contramaestre del Loreto manda Joaquín carta y juntamente doce pesos dobles, se llama dicho contramaestre Sebastián.

Recibe memorias de tu hijo y que se las des de su parte a su hermana, a quien yo tengo presente. En esta misma expresión puedes cumplir con Doña Pantaleona y toda su familia, como también con todas las personas conocidas. Que nuestro señor te guarde muchos años.

Veracruz, Agosto 18 1747

Quien te estima,

Juan Ruiz de España