La hora de Chris y Yonas

Imagen promocional del podcast 'La hora de Chris y Yonas'-. Instagram @lahoradechrisyyonas
Imagen promocional del podcast 'La hora de Chris y Yonas'-. Instagram @lahoradechrisyyonas

No recuerdo cuando conocí a Santiago Zannou. Si recuerdo la poderosa impresión de oirle hablar en un debate sobre juventud y desigualdad por primera vez, con ese acento madrileño cascado que tiene y esa contundencia desgarrada. Me hice fan suya aunque ya lo era de su trabajo, El truco del Manco me parece una obra de arte.  Conocí a Linda en una fiesta de cumpleaños de Santiago. Acabamos de terminar de escribir el primer ensayo de nuevas narrativas migratorias, era San Isidro. Linda también tiene un acento, de Madrid, único. Desde que la conocí la admiré profundamente. Nos unieron inmediatamente nuestra pasión por la moda, que ella expresa de una forma magistral -no así yo-, y por el periodismo. Linda Engoga dirige la revista Nnem.

Linda me acogió con dulzura y generosidad y me ayudó a transitar con muchísimo cariño el complicado espacio de descubrirse una racista, y tener que ajustarse. Y así durante unos años nos fuimos encontrando y ayudando y construyendo juntas hasta que un día, hace un año y pico, me contó que se iba de Madrid.

El otro día Lamine Thior explicaba en un monólogo cómo funciona el tema del racismo, invisibilizado en nuestro país, principalmente porque nos cuesta reconocerlo en nosotras mismas. La mayoría de las personas somos racistas, igual que somos heteronormativas o incluso heteropatriarcales. No queremos serlo pero está ahí, forma parte de la cultura que hemos mamado y, está tan profundamente insertado en nuestro interior, que conforma toda una serie de conductas subconscientes, que se traducen en micromaltratos.

Así que sí, en España somos muy racistas y nos cuesta mucho admitirlo. Solo hace falta convivir con personas no blancas para comprobarlo de forma constante. Una de las experiencias más tristes que he vivido fue la de buscar un piso con mis compañeros de la revista Baynana hace dos o tres años. Quitamos el primer escollo que es el acento y el idioma llamando nosotras a los teléfonos. Pero en cuanto los arrendatarios escuchaban el nombre árabe nos decían que el piso ya estaba alquilado. Daba igual que tuvieran nomina y aval. Acabaron alquilando sendos pisos a través de una inmobiliaria que les cobró un pastón y les ofreció un sitio pequeño por bastante más del precio de mercado.

Como todo, cuando alguien pierde, siempre gana otra persona. Y no nos equivoquemos, que aquí no se trata solo de que mis compañeros y sus familias fueran migrantes. El racismo en España es sistémico e histórico y relacionado con el fenotipo. Todavía recuerdo cuando nuestra compañera Shalini Arias, nacida en la India pero oriunda de Valdepeñas, estuvo retenida por una persona de seguridad del metro de Madrid durante un buen rato porque una señora, que no encontraba su cartera, la acusó de haberla robado. La cartera estaba en el bolso y a Shali nadie le pidió perdón, como contó en este periodismo en un precioso artículo titulado "Culpable de mi fenotipo".

Por todas estas razones es indispensable llenar los espacios de vida y trabajo de personas diversas. Es maravilloso tener a gente como Lamine o la inigualable Asaari Bibang, que consiguen hacernos ver las cosas con su activismo mordaz e inteligente y su humor ácido. Pero no hay nada como estar rodeada de personas migrantes y racializadas para entender y cambiar. Este es el tema recurrente de todos los años del Congreso de Periodismo de Migraciones que se organiza en España en Mérida, la necesidad de tener periodistas migrantes y diversas en las redacciones. No las busquen, no las hay casi.

Hace unas semanas apareció por la oficina de porCausa un chico delgadito y estiloso. "Holaaaa, soy Christian". Fue inmediato, escuchar la frase y saberlo, "este es el hijo de Linda". La forma de hablar, con ese acento arrastrado, ese tono cariñoso, es inconfundible. El estilo magnífico, "legado de mi madre", confesó. Chris llegó ese día a la oficina para proponernos grabar un podcast con su compañero Yonas. Un podcast a dos voces para ilustrar la realidad de ser queer y negre en España, en primera persona. Acaban de lanzarlo. Yo solo he visto la promo en Instagram y ya estoy fascinada. La información que sana, el relato que une, la comunidad que quiero, esto es para mi el podcast de La hora de Chris y Yonas. Dicen que han venido para quedarse. Amén.