Posibilidad de un nido

Ensalada de cáscaras

Fotografía de febrero de 2020 del entonces vicepresidente del Gobierno de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, y la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante la reunión con sindicatos del campo. E.P./Eduardo Parra
Fotografía de febrero de 2020 del entonces vicepresidente del Gobierno de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, y la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante la reunión con sindicatos del campo. E.P./Eduardo Parra

Yolanda Díaz, en tanto que candidata a la presidencia del Gobierno y líder de Sumar afirmó este domingo en Lo de Évole que "Si pides la unidad a torta limpia, deprimes a tu electorado y luego da igual que te des la mano". Pablo Iglesias describió la intervención de Díaz pocas horas después en Rac1 como una "ensalada de hostias". No sé qué ingredientes usa el ex secretario general de Podemos para las suyas, pero mis ensaladas tienen más colores y sabores que los que él critica.

Después, todos ellos, todas ellas, desde un lado y el otro, se han ofrecido a ir juntos en las próximas Elecciones Generales, etcétera. A este paso, corren el riesgo de que eso deje de importarle a nadie y la pereza tome asiento.

El periodista Jordi Évole ofrece un programa cuyas entrevistas gozan de la mayor popularidad. La de Yolanda Díaz podía tener ingredientes para el disfrute, ideas, alguna sorpresa política, detalles íntimos, un retrato humano... O no. No dependía de ella pero, desde luego, si había ingredientes, alguien se los comió por el camino. Salí con la sensación de que el eje en torno al que acabó girando la pieza estaba en Pablo Iglesias, un hombre que no es ya secretario general de Podemos, ni vicepresidente, ni ministro. Un hombre, un político, que los medios de comunicación se empeñan en situar en el centro de todo lo que sucede en las izquierdas. ¿Por qué? Por su carácter. No por sus propuestas, no por sus posturas, sino por cómo se expresa.

Necesitan al gallo del corral, les viene de perilla. A la cabeza de Sumar está Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, vicepresidenta, artífice de la subida del Salario mínimo y la Reforma laboral, artista en el manejo de datos y cifras, negociadora audaz. La secretaria general de Podemos es Ione Belarra, incombustible, insobornable en la radicalidad de sus principios sociales y antibelicistas, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030. Junto a ella juega un papel principalísimo Irene Montero, la ministra que, desde Igualdad, ha modificado radicalmente la idea que esta sociedad tenía de la violencia sexual, quien ha sacado adelante la Ley Trans y la Ley del consentimiento, entre otros avances. Pero los medios necesitan un gallo, jaleo, quieren solo palabras que dejar en nada. Es la estrategia elegida para retratar a los partidos de izquierda a medida que se acercan las Generales.

"A torta limpia" y "ensalada de hostias" valen como ejemplo de los que nos sirven, y además pertenecen al género de lo que podríamos llamar palabras-cáscara. Eso es. Crujen, hacen ruido, son duras y no alimentan. Si encierran o han encerrado nuez, se podría añadir el fruto a la ensalada. Si no, a la tercera –si no a la segunda– ya te has aburrido. Que el uno tenga un carácter más o menos agrio no encierra ninguna propuesta política. Que la otra sea dulce y sonriente, menos. Eso es solo la monda de la manzana, y habrá que preguntarse quién esconde la fruta, porque la razón es evidente. No será por falta de ideas o de acción política que ofrecer, debatir, confrontar.

Esa y no otra es la cuestión: quién pone tales naderías en el centro de la agenda política. A mi modo de ver, no son –aunque colaboran– las políticas y políticos de la izquierda, sino las maneras comunicativas que padecemos desde que tuiter sustituyó a las ruedas de prensa hasta el punto que una ya empieza a añorar incluso las comparecencias sin preguntas. Dichas maneras no son inocentes, por supuesto. Su intención consiste en vaciar de contenido cualquier posible debate, diálogo, discusión, incluso enfrentamiento.

Évole podría haberle hecho una entrevista a Yolanda Díaz similar a la realizada con Juan José Ballesta, El Bola, hace un par de semanas, el retrato de un tipo relativamente vulgar al que convirtió en una especie, ay, de héroe cotidiano. Podría haber hecho muchas otras cosas, pero se empeñó en enfrentar a Díaz con Iglesias, exactamente las maneras de la vicepresidenta con los modos del ex vicepresidente.

Ahí está el meollo de todo este asunto. No en si Podemos y Sumar concurrirán unidos en las próximas Generales, algo que doy por descontado, sino en cómo convertir dos propuestas políticas de izquierdas, con perfiles claramente diferentes pero el mismo fondo, en cáscaras vacías. Resulta tan sencillo como ofrecer a quien quiera informarse solo las mondas, las vainas, la corteza. Ensalada de cáscaras.

Me sorprende la facilidad con la que tanto Yolanda Díaz –ella sola, porque en esto no la acompaña nadie– como el líder y las lideresas de Podemos se prestan a esta burda vianda de nadas superpuestas. Ya van un par de asaltos vacíos, de mondas sin patata. La del domingo 2 de abril en Magariños y sus respuestas al día siguiente; y la de este domingo en La Sexta y sus correspondientes reacciones. Deberían saber unas y otras, Sumar y Podemos, que a la tercera no va la vencida, sino la pereza.

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